Mónica Vázquez explica cómo hacer el Camino de Santiago sola: "La llegada al Obradoiro, con mi perro, fue conmovedora"

El Camino de Santiago, la ruta de peregrinación más conocida con llegada a Santiago de Compostela. Un lugar de peregrinación al punto en el que se enterraron los restos del apóstol Santiago.

Esta popular ruta atrae a la multitud de gente por diferentes motivos. Algunos deciden recorrerla por motivaciones religiosas, por desafíos deportivos, por compromisos personales o para realizar un viaje de autodescubrimiento. Aparte del motivo, cada peregrino decide si ir acompañado de familiares, amigos, en grupos organizados o completamente solos, una opción cada vez más elegida por mujeres peregrnas.

Curiosamente, ellas viajan solas y eligen recorrer el Camino de Santiago con más frecuencia. Esta opción individual no sólo es muy solicitada, pero la pregunta es un dato clave es que son las mujeres quienes más se inclinan por ella.

Pero, ¿qué impulsa a las mujeres en realizar este Camino en solitario?

Es cierto que el Camino de Santiago, en todas sus variantes, son rutas muy transitadas, pero tiene tramos boscosos y poco concurridos. Además, muchos peregrinos empiezan su travesía desde comunidades autónomas a kilómetros de distancia de la capital de Galicia. Entonces, ¿qué lleva a las mujeres a viajar solas?, ¿qué les motiva para buscar esta experiencia sin compañía?, ¿qué motivaciones y qué posibles desafíos esconde el querer hacer el Camino de Santiago sola?

Una de esas mujeres que planificó la aventura de convertirse en peregrina solitaria nos relata la vivencia. En realidad no decidió hacer el Camino de Santiago sola del todo. Mónica Vázquez Lopo fue en todo momento acompañada por su perro Lobo.

Pregunta.Mónica, ¿qué motivo te impulso para hacer el Camino de Santiago sola?

Respuesta.Necesitaba tiempo para estar conmigo y creía que era la mejor forma ya que siempre me gustó caminar con mi perro. Me apetecía pasar esos días a solas por circunstancias personales, necesitaba ese tiempo conmigo misma.

P.¿Podrías contarme tu experiencia caminando por las rutas?

R.Viajar sola en el Camino fue una experiencia increíble. Desde el primer tramo conocí a tres portugueses con quienes hice gran amistad y aún mantengo contacto. También conocí a otras chicas, una de las cuales ahora vive en Vigo y seguimos hablando.

R.Mi perro era un punto de encuentro, la gente se paraba a hacerle fotos y eso facilitaba el camino. Esta ruta te conecta con gente que marca tu vida y, aunque disfrutes de momentos a solas, ir sin compañía te abre a nuevas conexiones, haciendo que nunca te sientas realmente sola.

P.¿Hubo algún peligro cuando fuiste sola en las rutas?

R.No sentí ningún peligro al hacer el Camino sola, incluso en etapas solitarias. También influye que nunca he sido miedosa, cuando hacía otras rutas con mi perro nunca tuve miedo. Aunque últimamente se hable más de riesgos, lo que pueda pasar en el camino podría ocurrir en cualquier otra ruta.

R.Por desgracia, la gente con malas intenciones está en todas partes. Es importante destacar que, en los últimos años, se han implementado medidas de protección adicionales, especialmente para las mujeres peregrinas, con un dispositivo especial de seguridad.

P.¿Cómo te sentista cuando terminaste la ruta?

R.Al llegar a la última etapa del camino, la emoción era agridulce porque no quería que terminara, a pesar del cansancio. Mi objetivo no era correr, sino disfrutar cada momento de caminar, pensar y observar.

R.La llegada al obradoiro, con mi perro, fue conmovedora. La gente se levantó a felicitarme y las personas que conocí me estaban esperando. Fue una sensación de logro personal y bienestar que te marca profundamente. La satisfacción personal es inmensa y estoy deseando volver a hacerlo con mi nueva perrita.

P.¿Cómo reaccionó tu familia cuando les dijiste que ibas a ir sola?

R.Decidí no contarle a nadie sobre el camino, excepto a una amiga, porque sabía que mi entorno tendría miedo de que fuera sola. Esa amiga, al ver mi determinación, solo me ayudó con una mochila y un bastón. Tampoco quería decir nada porque necesitaba estar sola y, si lo decía, sabía que me iban a llamar y preguntar.

R.Recién la primera noche en el albergue se lo dije a mis primos, quienes reaccionaron sorprendidos y me dijeron que al final me salí con la mía. Al final, mi familia aceptó, pidiéndome solo que les avisara por las noches para quedarse tranquilos.

P.¿Tienes alguna historia curiosa?

R.En el camino surgen conexiones únicas, conocí a una pareja italiana que montaba su albergue, tenían unos niños gemelos, y junto con las chicas que conocía, que eran de Soria, decidimos compartir una "merienda" improvisada. Unos sacaron chorizos y salchichones, otros chocolate y yo lo que tenía, hicimos la merienda en medio del camino.

R.Es un lugar de generosidad y de compartir, donde te encuentras con gente de todas partes desde japoneses hasta australianos y familias. Cada uno tiene sus motivos ya sean religiosos, un cambio de vida, superar una pérdida o enfermedad, y el camino realmente te cambia.

P.¿Cómo te cambió a ti?

R.Yo siempre fui una persona espiritual, no en el sentido religioso, pero me pude encontrar gracias a la naturaleza. Te aporta una sensación de tranquilidad y paz. Nunca terminas de conocerte del todo, cada día te sorprendes a ti mismo con tu forma de ser y de reaccionar ante las circunstancias, descubriendo capacidades que no creías tener.

R.Por eso, creo que todos, alguna vez en la vida, deberíamos hacer algo similar al Camino de Santiago para pasar más tiempo a solas con nosotros mismos, porque es necesario. Es necesario aburrirse y pasar un par de horas contigo mismo caminando, teniendo tiempo para ti.

P.¿Tienes alguna recomendación para aquellas personas que quieran ir solas?

R.Mi consejo es que no hace falta una forma física excepcional para el Camino. Lo importante es disfrutarlo a tu ritmo.

R.No te obsesiones con hacer muchos kilómetros, si un día solo puedes andar diez, ¡haz diez y disfrútalos! No vayas con prisas, ve poco a poco, deteniéndote a apreciar lo que encuentres como una fuente, un monumento o cualquier detalle que te sorprenda.