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El gladiolo, con sus espigas verticales y coloridas flores, es una planta bulbosa que añade un toque de elegancia a cualquier jardín. Sin embargo, para disfrutar de su belleza en todo su esplendor, es necesario conocer y atender sus necesidades específicas.
Al momento de plantar los bulbos de gladiolo, es fundamental considerar el clima y el tipo de suelo. Estas plantas prefieren climas templados y suelos bien drenados, ricos en nutrientes. La profundidad de plantación suele oscilar entre 10 y 15 centímetros, y se recomienda dejar una distancia similar entre cada bulbo para permitir un adecuado desarrollo.
La luz solar es esencial para el crecimiento y floración del gladiolo. Al menos 6 horas de sol directo al día son ideales. En cuanto al riego, es importante mantener el suelo húmedo pero no encharcado. Un exceso de agua puede provocar la pudrición de los bulbos.
Para garantizar una floración abundante, es recomendable aplicar un fertilizante balanceado durante las fases de crecimiento y formación de capullos, buscando un equilibrio entre los principales nutrientes: nitrógeno, fósforo y potasio. Además, debido a la altura que alcanzan las espigas florales, es necesario colocar tutores para evitar que se rompan por el viento o el peso de las flores. Los tutores pueden ser de madera, metal o plástico.
Durante la fase de crecimiento activo, es recomendable aplicar un fertilizante líquido balanceado cada 15-20 días. Esto proporcionará los nutrientes necesarios para un desarrollo vigoroso y una floración abundante.
A medida que las plantas crecen, es conveniente realizar aporques. Esto consiste en añadir tierra alrededor de la base de la planta para fortalecer el tallo y evitar que se doble.
Como cualquier planta, los gladiolos pueden verse afectados por diversas plagas y enfermedades, como pulgones, trips, babosas y hongos. Para prevenir problemas, es importante mantener el área de cultivo limpia y libre de malezas. En caso de detectar alguna plaga o enfermedad, se pueden utilizar productos específicos para su control.
Después de la primera helada, es momento de desenterrar los bulbos. Una vez extraídos del suelo, se deben dejar secar en un lugar cálido y ventilado, para ello funciona bien envolverlo en un periódico. Posteriormente, se almacenarán en un lugar fresco y seco hasta la próxima temporada de plantación, evitando así que comience a germinar de forma prematura.
Existen numerosas variedades de gladiolos, cada una con características y requerimientos específicos. Al elegir una variedad, es importante investigar sobre sus necesidades particulares. Además, factores como el tamaño del jardín y el diseño general pueden influir en la elección de las variedades.
Para prolongar la floración y estimular la producción de nuevos tallos florales, es recomendable cortar las flores a medida que se marchitan, además, eliminando las hojas secas también ayuda a evitar la aparición de enfermedades y plagas.
Los gladiolos combinan muy bien con otras flores, como rosas, lirios y margaritas. También se pueden utilizar como flores cortadas para arreglos florales.
Con estos consejos, podrás cultivar gladiolos hermosos y saludables en tu jardín. Anímate a experimentar con diferentes variedades y colores para crear composiciones florales únicas.
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