El roble americano

ZONA VERDE

Ejemplar de Quercus rubra.
Ejemplar de Quercus rubra.

Quercus rubra, conocido en castellano con los nombres de roble americano, roble boreal, roble rojo, roble rojo americano, y con los de carballo americano o carballo vermello en gallego, es un árbol de hoja caduca originario de vertiente atlántica de Norteamérica, perteneciente a la familia de las Fagáceas.

También se le denomina como roble rojo del norte para distinguirlo del “roble rojo del sur”, científicamente denominado “Quercus falcata” y conocido asimismo como “roble español”.

Su nombre genérico quercus procede del latín y con él se designaba tanto a los robles como a las encinas. Su epíteto rubra deriva del latín ruber que significa “rojo”, en referencia al color de sus hojas.

Cuando los ejemplares son jóvenes, sus troncos son rectos y cilíndricos. En estado adulto pueden alcanzar hasta más de los cuarenta metros de altura e incluso cincuenta en su hábitat original, presentando una copa más bien amplia, redondeada y frondosa. Su corteza es sutil, lisa y grisácea, mostrando con la edad vetas blanquecinas horizontales a lo largo del tronco, característica que lo hace fácilmente reconocible. Sus hojas, alternas, membranosas y grandes, presentan lóbulos triangulares profundos, cada uno de los cuales termina en una punta aguda. Son lisas por la parte superior y con alguna vellosidad en la inferior, de color verde intenso al principio para volverse rojizas en el otoño. Es una planta monoica, es decir, tanto las flores masculinas como las femeninas están en el mismo pie de planta. Las masculinas se presentan en inflorescencias largas a modo de espigas verdosas y colgantes en las ramas. Las femeninas, pequeñas, rojizas y pedunculadas, y se presentan reunidas en pares en las axilas de las hojas. Florece en primavera. Sus frutos, conocidos como “bellotas”, son ovales y alargados, de color marrón oscuro cuando están maduros, con una cúpula amplia, aplanada, más o menos discoidal y con delgadas escamas ovadas. Permanecen dos años en el árbol para alcanzar su madurez y tiene un sabor muy amargo. Son muy apetecidas por las ardillas, arrendajos y otros animales. Su maduración suele tener lugar en los meses de septiembre, octubre y noviembre. Es una especie de crecimiento rápido, prefiriendo terrenos ligeramente ácidos, fértiles y con buen drenaje, aunque es tolerante a otro tipo de suelos, así como a los climas fríos. Es intolerante tanto a los encharcamientos como a las sequías.

Su madera, dura, pesada, resistente y de color marrón rojizo pálido, es muy utilizada en la industria de la mueblería

Por su elegante porte y por el bellísimo y llamativo aspecto de sus hojas, que en el otoño adquieren espectaculares tonos rojizos, ocres, amarillos, naranjas y morados, fue introducido en los parques y jardines de Europa en el siglo XVIII con fines ornamentales, continente en el que actualmente está ampliamente difundido, especialmente en su área occidental. Después, por su rápido crecimiento, se cultivó como especie forestal idónea para la explotación maderera. En la Península Ibérica, la zona norte es la más adecuada para las repoblaciones. Su madera, dura, pesada, resistente y de color marrón rojizo pálido, es muy utilizada en la industria de la mueblería, tonelería, acabados de interiores de casas y para la construcción. A Galicia llegó a mediados del siglo XX experimentando una discreta difusión en las repoblaciones de los montes vecinales. Escapado de algunos cultivos se ha asilvestrado en provincias como Ourense y Pontevedra. Su corteza, por su contenido en taninos es utilizada en la industria de la curtiduría de pieles. Puede llegar a vivir hasta cien años.

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