PREMIO FORQUÉ
José Manuel Lorenzo, más osado que valiente
REPORTAJE
Arándanos, aguacates, té, pistachos... la agricultura gallega está encarando un nuevo horizonte con cultivos que hace un cuarto de siglo parecían imposibles en nuestro territorio. El cambio climático, con temperaturas más suaves en invierno, está propiciando la experimentación con frutos más propios de un entorno subtropical. En otros casos se trata de cultivos que llegan como consecuencia de una alta demanda del mercado. Pero no todo es oro lo que reluce. Algunos cultivos llegaron para quedarse. Otros, se enfrentan a los problemas de falta de canales de comercialización o a un clima en transición que no siempre propicia los resultados que se esperaban.
La experimentación con nuevos cultivos no es una novedad en Galicia. En la década de 1940 se introdujo en O Rosal el mirabel, una pequeña ciruela arraigada en Europa Central que procedía de Asia Menor y en los primeros años de este siglo comenzó a cultivarse en la comarca del Ribeiro. La campaña del mirabel es tan corta, de poco más de quince días en el mes de julio, que resulta muy difícil encontrarlo a la venta en fresco en las fruterías.
En 1979 la Diputación de Pontevedra publica el libro “Kiwi, el fruto del futuro. Posibilidades de cultivo en Galicia”, del ingeniero agrícola Carlos del Río. Al libro, que tenía prólogo de Álvaro Cunqueiro, le precedió la experiencia de Del Río con una plantación de 3.000 metros cuadrados en Gondomar, asociado con el fundador de Pescanova, José Fernández López. Pocos años después se realizaría la primera plantación con fines comerciales en Redondela en una finca que adquiriría para Coren Eulogio Gómez Franqueira a principios de la década de 1980, cuando los kiwis redondelanos eran vendidos en su totalidad al mercado alemán al exorbitante precio de cien pesetas la pieza. El kiwi fue una revolución en la provincia de Pontevedra y su cultivo se extendió sobre todo el Baixo Miño, pero la competencia llegada de Italia en la década siguiente hizo que los precios cayesen. Hoy día sigue siendo la provincia de Pontevedra el principal centro productor de kiwis de España y uno de los más valorados por su calidad.
El cambio climático que suaviza los inviernos en la Galicia interior ha propiciado que en la actualidad exista cultivo de este fruto de origen chino en la provincia de Ourense. Miguel Blanco y María Campos tienen cien plantas de kiwi en su finca de Soutomaior, en Taboadela, la misma cantidad con la que se comenzó la plantación de este fruto en Galicia en 1969 en Gondomar. Pero son los arándanos a los que dedican más tiempo y superficie cultivada. Recogen alrededor de 3.000 kilos por campaña entre los meses de junio y julio. “Tenemos las variedades duke, bluecrop y aurora”, explica María en un descanso de la recolección. “Comenzamos en 2019 con 3.000 plantas, con mucha ilusión, para reconvertir un terreno abandonado en algo productivo”. Pazos de Soutomaior es la marca con la que comercializan, sobre todo en Allariz, Celanova y Ourense. “También vendemos a particulares, que aprecian mucho nuestros arándanos, porque van de la finca a la mesa del cliente sin ningún proceso de cámara de frío o de conservación y el sabor es exquisito”.
Competencia a bajo precio e inestabilidad climática, principales riesgos de los nuevos cultivos
Pazos de Soutomaior no es la única plantación de arándanos en la provincia de Ourense. En A Veiga están plantadas 23 hectáreas que en la cosecha de 2024 produjeron cuarenta toneladas. En Galicia la plantación de este fruto ya supera las cien hectáreas.
Kiwis, arándanos… y ahora los aguacates. La creciente demanda tiene mucho que ver con sus propiedades nutricionales. Su cultivo está muy arraigado en Andalucía, Valencia y Canarias. Sus altos requerimientos de agua ponen en duda su sostenibilidad en esas zonas con tan baja pluviosidad. Galicia, donde hace ya décadas que los aguacates forman parte de las huertas particulares tanto en el litoral como en zonas del interior, sobre todo en la Ribeira Sacra, Ribeiro, se ha convertido en un nuevo objetivo por su alto interés económico, con plantaciones para su explotación agrícola en el sur de Pontevedra y Ribadeo.
La experimentación ha llevado a ensayar todo tipo de cultivos, como los pistachos en Pazos de Borbén y el té en Paderne (A Coruña). Pero algunos no son tan exóticos y tienen más que ver con la búsqueda de un mayor rendimiento de la tierra, como ocurre con la colza en A Limia o la olivicultura en buena parte de la Galicia interior. Servando Álvarez, director técnico del Centro de Desenvolvemento Agrogandeiro del Inorde, cree que es muy positivo apostar por la diversificación, pero advierte de los riesgos. La inestabilidad climática que se ve en A Limia de las últimas campañas con inviernos muy lluviosos ha puesto en jaque proyectos como el de la colza y los cereales. Pero el mayor problema llega del exterior. “O concienciamos a la ciudadanía para que apueste por el producto local o muchos de estos nuevos cultivos como los arándanos terminarán sucumbiendo por importaciones que compiten a la baja, procedentes de Polonia o Chile”. Álvarez también apuesta por un sector primario que transforme en el territorio, con elaboraciones que den salidas alternativas al producto en fresco. Uno de los proyectos más singulares que aborda no solo el cultivo sino también su transformación se encuentra en la propia Limia, concretamente en Vilar de Santos donde Carabuñas lleva ya más de una década elaborando mermeladas, licores, cervezas y otros productos a partir de la flor y la baya del saúco, un arbusto que forma parte del paisaje gallego pero que había pasado inadvertido desde el punto de vista comercial.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
PREMIO FORQUÉ
José Manuel Lorenzo, más osado que valiente
GRUPOS MUSICALES
La playlist de... Tesouro
BANDA OURENSÁ
O tesouro da amizade
GRUPOS MUSICALES
La playlist de... LISE L.
Lo último
EL MACHISMO NO CESA
La violencia de género no da tregua: 2,4 denuncias al día en Ourense
UNA VIDA DE COLECCIÓN (VIII)
Cuando lo importante es tirar y bailar bien
Sergio Otamendi
CRÓNICA INTERNACIONAL
Dos éxitos o dos fracasos