PREMIO FORQUÉ
José Manuel Lorenzo, más osado que valiente
ENTREVISTA
Sus planes eran hacer Física, una carrera que ya había desaparecido del Campus de Ourense. Pero al saber que se iniciaba la de Ingeniería Aeroespacial se matriculó y fue alumno de su primera promoción. Marco Casanova Álvarez (Bande, 1998). Un año después de finalizar sus estudios de grado en Ourense ya estaba trabajando para la Agencia Espacial Europea (ESA), a través de la empresa SERCO, como ingeniero de operaciones, en la actualidad, del satélite EarthCare que estudia la influencia de las nubes en el cambio climático, un proyecto conjunto de la ESA y su homóloga japonesa.
¿Cómo decidió dedicarse al mundo del espacio?
Durante la carrera tuve unos profesores de física estupendos, muy cercanos, con los que ya empecé a ver que me gustaban mucho los temas de mecánica clásica, mecánica orbital y cosas así, y a partir de tercero me encontré con un profesor que ya se centraba más en temas del espacio y en sus clases me di cuenta de que eso era lo que yo quería hacer.
¿Qué hizo después de terminar la carrera?
Hice un máster de Ingeniería Espacial en la Universidad Carlos III y una vez que lo acabé me puse a buscar trabajo. La verdad es que al cabo de unas cuantas entrevistas para empresas en Madrid y no me salía nada, así que estaba ya perdiendo un poco la fe, cuando envié mi currículum a SERCO que ofertaba trabajos para el centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea en Darmstadt y en la entrevista me vieron muy motivado, sin experiencia ninguna en lo que pedían, pero decidieron arriesgar y contar conmigo y la verdad es que desde entonces ahí estoy.
Hace ya casi tres años, ¿no es así?
Así es. Empecé con la misión Gaia y la verdad es que fue la gran oportunidad de mi vida. Aprendí muchísimo y a partir de ahí fui capaz de asumir un reto mayor que fue ser ingeniero de operaciones para EarthCare, que era entonces una misión en preparación que requería ya de conocimientos para saber encauzar el diseño de la misión. Como sabes, el mes pasado fue el lanzamiento con SpaceX en la base de la fuerza espacial Vandenberg, en California. Para mí fue un honor inmenso seguir el lanzamiento en vivo desde la sala de control y recibir telemetría y los primeros contactos y empezar todas las actividades que teníamos planeadas.
¿Usted lleva el control del ordenador de a bordo?
Sí en operaciones nos repartimos las diferentes funciones. Uno lleva las antenas, otro el sistema de propulsión, otros instrumentos y en mi caso es la parte más central que es el ordenador de a bordo, el software, las memorias...
Imagino que hay momentos críticos durante el lanzamiento. ¿Cuáles son los más complicados?
A modo de broma fácil, si el cohete explota durante el lanzamiento es responsabilidad de SpaceX. Si la incidencia se produce una vez que el satélite se ha separado ahí sí que ya es cosa nuestra. Uno de los puntos críticos se produce durante el despliegue del panel solar, que ocurre antes del primer contacto y ha de suceder en la parte de la órbita que está en eclipse para evitar que se dañe alguno de los instrumentos. Había un montón de factores a tener en cuenta que nos harían actuar en caso de que se produjese algún tipo de inconveniente.
¿Estaban preparados para este tipo de contingencias?
Durante meses estuvimos preparando el día de lanzamiento suponiendo un montón de anomalías para comprobar si sabríamos responder en caso de que se hubiera producido alguna de ellas. Teníamos más de quince supuestos solo para esa fase, todos ellos relativos al satélite, sin contar con otras contingencias como las antenas, por ejemplo. Es un momento muy estresante.
¿Y una vez en órbita?
Ahora es cuando realmente empieza nuestro trabado. El EarthCare es un satélite polar, que orbita a 390 kilómetros de altitud, algo más bajo que la estación espacial internacional, da una vuelta a la tierra cada 90 minutos y en cada vuelta tenemos una ventana de seis minutos de contacto y hay que acostumbrarse a esos tiempos.
A principios de este año publicó un artículo en una revista científica sobre el empleo de un sistema de propulsión eléctrica para viajar a Marte. Hace un tiempo parecería ciencia ficción.
Sí y ha tenido mucha repercusión. En realidad, no se trata de una propulsión eléctrica convencional como la que podríamos ver en un coche, con motores que son alimentados por baterías. En el espacio no funcionaría. Aquí se expulsa un material, pero en vez de haber una reacción de combustión lo que se hace es ionizar un gas. Publicamos uno antes, todavía más paradójico porque era una misión a Júpiter utilizando un cable de cuatro kilómetros de longitud que al interactuar con la atmósfera de Júpiter y todos los electrones que la rodean, simplemente por llevar ese cable ya permitía frenar y llevar una órbita estable.
¿Se imagina su futuro en la ESA para siempre?
Es un trabajo apasionante, aunque reconozco que la tierra tira. Soy muy morriñento, una persona muy arraigada a mi pueblo. Si es por motivos profesionales, creo que me quedaría aquí para siempre, pero eso nunca se sabe.
"En Galicia el sector espacial está en auge"
¿Se puede pensar en el espacio, en Ingeniería Aeroespacial y en conseguir un trabajo en Galicia?
Hay muchos ejemplos, Alén Space, UARX, los centros de investigación de la universidad de Vigo… es un caldo de cultivo para la aparición de nuevas startups, e incluso de que empresas que ahora están volcadas en el sector de la automoción, terminen dedicando parte de su actividad al ámbito espacial. Todo esto nos da mucha esperanza a los que estamos en la diáspora pensando en que cada vez hay más oportunidades. En este contexto es importante la escuela de Ourense y máxime ahora que se implanta también un nuevo máster.
Su trabajo de Ingeniería Aeroespacial se desarrolla desde la sala de control. ¿Se imagina dar el salto y salir al espacio en alguna misión?
Creo que no. Tenía un profesor que solía decir que él tenía un miedo terrible a los viajes espaciales por la radiación. Y la verdad es que es cierto. Las secuelas que te deja estar fuera de nuestra apreciada y protectora atmósfera se notan mucho. No estamos preparados naturalmente para ello y todas las personas que se someten a vuelos espaciales, los astronautas, cosmonautas, etcétera lo hacen en pro de la ciencia y a riesgo de su propia salud. En mi caso prefiero seguir trabajando desde la Tierra.
¿Alguna aspiración futura que le gustaría materializar?
Tanto en Gaia, con la que comencé con la ESA como ahora EarthCare son misiones que se desarrollan en la órbita terrestre. Me gustaría trabajar en alguna misión interplanetaria, quizá una a Marte. En todas ellas hay retos técnicos que son muy distintos.
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