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Es el parque natural más grande de Galicia y también el que cuenta con una mayor diversidad de paisaje natural, de patrimonio y de riqueza gastronómica. El Parque Serra do Xurés-Baixa Limia se ha convertido en uno de los destinos favoritos tanto del turismo de aventura como del de naturaleza y cultural. La alta velocidad lo ha puesto más cerca del resto de España. Pero esa gran infraestructura no fue la primera que facilitó la visita por sus escarpadas sierras, cascadas y termas. Dos mil años antes la vía XVIII cruzaba su territorio de Sur a Norte para unir las ciudades de Braga y Astorga con un trazado más corto y más cómodo que su predecesora.
La Via Nova fue el primer AVE que tuvo Galicia y además permitía a los viajeros, la mayoría de ellos a pie, encontrar alojamiento y relax en cómodos paradores con termas en Aquis Originis y Aquis Querquennis, en Lobios y Bande, respectivamente. Claro que entonces el turismo no era el motivo que llevaba a los viajeros a cruzar estas tierras, que llevaban pobladas varios miles de años como lo demuestran los restos arqueológicos, que se pueden visitar en la ruta megalítica de Maus de Salas en el municipio de Muíños. Las rutas para impregnarse de los paisajes de este parque natural son numerosas, para hacer a pie, a caballo y en bicicleta.
Mucho antes de que el hombre interviniese en el paisaje de este territorio, el tiempo y la naturaleza fue moldeándolo. Los glaciares dejaron al descubierto conjuntos de gigantescas rocas de granito y granodiorita. Están presentes en todas las sierras que conforman su geografía, desde a Serra do Quinxo, en Entrimo, Xurés en Lobios e incluso en las que coronan el horizonte hacia el Sur en Muíños, ya en tierras portuguesas.
En Entrimo se encuentran algunas de las formaciones rocosas más singulares e interesantes, como las del Monte da Pica. A veces parecen puestas así por la mano de un gigante, que jugase a las canicas con estas piedras redondeadas. Además de salpicar el paisaje natural, unas veces aisladas, otras formando conjuntos conocidos como Pedras Cabaleiras, han servido para que el hombre las labrase y convirtiese en monumentos. Desde los dólmenes de Maus de Salas hasta la más grande de todas las obras hechas en piedra en esta comarca: la Colegiata de Santa María de Entrimo.
Con planta de cruz latina, su interior se divide en tres naves. Bajo su bóveda de crucería hay seis retablos barrocos. Si es espectacular el trabajo realizado en el interior, su exterior sorprende por las dimensiones, con una torre del campanario de 25 metros, y por la forma con la que los canteros labraron el granito. Parece como si hubiesen tallado madera, lo que acentúa todavía más el ingenio de aquellos hombres. El patrimonio histórico y monumental es más extenso, con joyas como el templo visigótico de Santa Comba de Bande, los campamentos romanos de Aquis Originis y Aquis Querquennis —este último, el mejor conservado de la península ibérica.
El agua es otra de las señas de identidad del parque, por el que discurren ríos grandes como el Limia y pequeños como el Salas, el Vilameá o el Caldo. En los dos primeros hay presas, As Conchas y Salas. En todos ellos hay rutas de senderismo de distintos niveles. Además, el parque cuenta con espacios termales que ya usaban los romanos. En la parroquia de Río Caldo se encuentra el balneario de Lobios, cuyas aguas hipertermales manan a razón de setecientos mil litros diarios. Una fuente allí alcanza los 77,1 grados, el agua más caliente de España. El hotel balneario se ha convertido en un atractivo y punto de partida para excursiones.
Río Caldo no es el único afloramiento termal. La segunda mansión de la Via Nova en Ourense se emplazó en Os Baños, en Bande, donde afloran aguas a 45 grados, usadas con fines terapéuticos en un pequeño balneario activo hasta el primer tercio del siglo pasado.
El 2 de noviembre de 1989 se creó el Espacio Natural Protegido del Xurés, que fue el origen del parque natural. Primero abarcó poco más de 200 km² en Entrimo, Lobios y Muíños, luego se amplió a 300 con Bande, Lobeira y Calvos de Randín. En él convive fauna doméstica y salvaje. De la primera, reina la vaca cachena, que estuvo al borde de la extinción y hoy se cría incluso fuera de Galicia. De la segunda, el lobo está en la cima de una pirámide que incluye jabalíes, ciervos, corzos, cabras montesas, y en el cielo, aves como águilas y buitres. El paisaje está lleno de estructuras como alvarizas para proteger colmenares del oso, y foxos para combatir al lobo.
Uno de los grandes atractivos del Xurés es su gastronomía, basada en productos de montaña, caza y ganadería en extensivo. Hay productos únicos como las forquellas, embutido típico usado en empanadas, protagonista de una fiesta en Entrimo cada junio. Bande celebra una fiesta del pescado de río, en Muíños se homenajea al galo pica no chan, y Lobios tiene su fiesta de los callos limiaos. Además de sus fiestas, el parque ofrece una gran variedad gastronómica: desde casas de comida tradicional hasta propuestas de autor como el restaurante Lado, en Muíños, o grandes espacios como los del hotel Lusitano y el Balneario de Caldaria, famosos por sus platos de caza.
El Xurés no es solo un parque natural. Es un territorio que combate la despoblación con ideas como la revitalización del pueblo de Puxedo, en Lobios, o el centro de coworking de Senderiz, en Lobeira, referente para nómadas digitales.
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