El duelo invisible de madres y viudas frente a la migración irregular en Senegal

En las costas de Mbour, al sur de Senegal, la migración irregular deja una huella profunda que no siempre es visible. Tras cada partida sin retorno, quedan historias silenciadas, hogares rotos y mujeres que enfrentan solas las consecuencias. Madres, esposas y hermanas de migrantes desaparecidos o fallecidos en su intento de llegar a Europa forman parte de la Asociación de madres y viudas víctimas de migración irregular, una organización que canaliza el dolor colectivo para transformarlo en acción y resiliencia.

Estas mujeres no solo enfrentan la pérdida emocional. En muchos casos, la desaparición de un ser querido implica también la pérdida del principal sustento del hogar. La desprotección económica se suma al vacío personal, generando una situación de vulnerabilidad que atraviesa generaciones. A través de la asociación, se apoyan entre ellas, ofrecen acompañamiento a nuevas afectadas y desarrollan estrategias para prevenir que otros jóvenes sigan el mismo camino.

La labor de la asociación también tiene un claro enfoque comunitario. Conscientes del impacto que las mafias ejercen en los barrios más empobrecidos y costeros, sus integrantes se esfuerzan por concienciar a los jóvenes sobre los riesgos de la migración irregular. Su mensaje es claro: existen otras formas de migrar, más seguras, más humanas. Por ello, han solicitado que los programas de migración circular prioricen la selección de personas precisamente en estas zonas más golpeadas por la precariedad y la actividad de las redes de tráfico de personas.

En el marco de su visita a Senegal, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España, Elma Saiz, se reunió con representantes de esta asociación. En ese encuentro, compartió su apoyo y el compromiso del Gobierno español para trabajar conjuntamente con Senegal en la creación de vías de migración regulares y seguras, así como en la prevención de las tragedias en el mar.

Saiz subrayó que “cada vida duele” y que el objetivo de las políticas migratorias debe ser garantizar que ninguna persona tenga que arriesgar su vida por falta de alternativas. Recalcó que los proyectos de migración circular ya activos están dando resultados positivos, y manifestó su intención de ampliarlos, asegurando que esta forma de cooperación beneficia tanto a los países de origen como de destino.

Al finalizar la reunión, la ministra reiteró que España es un país amigo que “comparte el dolor de estas trágicas pérdidas”, y se comprometió a seguir trabajando para que los derechos de los migrantes sean siempre respetados y protegidos. Su visita ha supuesto un reconocimiento a las mujeres que, desde el duelo, alzan la voz para evitar nuevas tragedias. Porque detrás de cada número en las estadísticas migratorias, hay una madre, una esposa, una hermana, y una historia que merece ser escuchada.