Los consejos de Melisa Terrazas García: de México a Santiago por el Camino Francés

El 26 de noviembre, Melisa Terrazas García concluía su segundo Camino de Santiago, esta vez recorriendo el Camino Francés desde Sarria. Después de haber vivido el Camino Portugués el año anterior, decidió compartir nuevamente en sus redes sociales, su experiencia con la intención de orientar a otros peregrinos, especialmente a quienes consideran hacerlo en temporada baja y en solitario, desde México hasta Santiago de Compostela.

El viaje comenzó en Monterrey, desde donde tomó un vuelo directo de Aeroméxico a Madrid con un costo aproximado de 17,000 pesos mexicanos, adquirido con seis meses de anticipación. Desde Madrid continuó su trayecto en tren hacia Sarria, saliendo de la estación Chamartín y realizando un cambio en Ourense. Este traslado tuvo un costo aproximado de 1,200 pesos mexicanos. Ya en Sarria, Melisa decidió enviar su maleta documentada de 20 kilogramos directamente a Santiago de Compostela a través de Correos de España, con un costo de 31 euros, opción que le permitió caminar con mayor ligereza. Al contratar el paquete peregrino, Correos resguarda el equipaje durante varios días sin inconvenientes.

Para su alojamiento, optó por habitaciones privadas en pensiones y hostales, priorizando la comodidad y la tranquilidad al realizar el camino sola. En Sarria, el costo del hospedaje fue de aproximadamente 1,056 pesos mexicanos con desayuno incluido. En Portomarín, la estancia tuvo un costo de 55 euros, sin desayuno. En Palas de Rei, pagó alrededor de 1,220 pesos mexicanos, también sin desayuno. En Melide, el hospedaje costó cerca de 754 pesos mexicanos, sin desayuno incluido, aunque fue posible desayunar ahí mismo por un costo adicional. En Arzúa, encontró la mejor relación precio-calidad del recorrido, pagando alrededor de 646 pesos mexicanos con desayuno incluido. En O Pedrouzo, el alojamiento tuvo un costo de 55.80 euros, sin desayuno. Finalmente, en Santiago de Compostela se hospedó por 42.70 euros, más aproximadamente 8 euros por el desayuno, destacando la cercanía del alojamiento con la Catedral.

Durante el camino utilizó una maleta de 40 litros con un peso total de 6.5 kilogramos, equivalente aproximadamente al 10 % de su peso corporal. En ella llevaba artículos básicos de aseo personal, medicamentos, dos cambios completos de ropa térmica, sudaderas y pantalones de senderismo, impermeables, poncho para la lluvia, gorro, guantes, bastones de senderismo, tenis impermeables con Gore-Tex, chanclas de baño, sobres de proteína y electrolitos. Estos últimos resultaron fundamentales, especialmente en días donde no había bares abiertos a lo largo del camino.

Melisa señala que noviembre no fue la mejor época para realizar el Camino Francés en solitario. A diferencia de su experiencia del año anterior, realizada a inicios del mes, en esta ocasión encontró numerosos albergues y bares cerrados por temporada, temperaturas que oscilaron entre los 0 y 10 grados centígrados y varios días de lluvia intensa que la dejaron completamente empapada, incluso utilizando poncho impermeable.

Uno de los mayores retos fue la soledad. Durante gran parte del recorrido se encontró con muy pocos peregrinos. El día de su llegada a Santiago de Compostela fue registrada como la peregrina número 108, mientras que el año anterior había sido la número 400, lo que evidencia cómo unos cuantos días de diferencia pueden influir notablemente en la afluencia de caminantes.

A pesar de las dificultades, la experiencia fue significativa y enriquecedora. Como recomendación final, Melisa Terrazas García sugiere reservar estancias con anticipación si se planea realizar el Camino Francés en estas fechas, así como llevar snacks y comida ligera debido al cierre de muchos establecimientos. Cada Camino es distinto, y aunque este presentó retos importantes, también dejó aprendizajes profundos.