“Los Últimos de Filipinas”, el grupo de soldados españoles que resistió un año tras el fin del Imperio
HOMENAJE
El Sitio de Baler (1898–1899) se convirtió en símbolo de resistencia, honor militar y reconciliación entre España y Filipinas
Un pequeño destacamento de 54 soldados españoles se convirtió en protagonista involuntario del epílogo del imperio español en Asia. Aislados en la Iglesia de San Luis de Tolosa, en el pueblo de Baler, en la isla filipina de Luzón, resistieron durante 337 días el asedio de tropas independentistas filipinas, sin saber que España ya había perdido la guerra y cedido Filipinas a Estados Unidos.
Estos hombres pasaron a la historia como Los últimos de Filipinas.
El sitio comenzó en julio de 1898, cuando ya había estallado la guerra entre España y Estados Unidos. Mientras Manila caía y el dominio colonial llegaba a su fin, los soldados de Baler, comandados por el teniente Saturnino Martín Cerezo, no recibieron información fiable del exterior y se negaron a rendirse. Pensaban que las noticias de la derrota eran propaganda enemiga.
Durante casi un año resistieron enfermedades, hambre, bajas constantes y el aislamiento, convencidos de que cumplían con su deber. Finalmente, el 2 de junio de 1899, después de confirmar la rendición oficial del ejército español y la pérdida de Filipinas mediante prensa extranjera enviada por los filipinos, Martín Cerezo y los 33 supervivientes aceptaron deponer las armas.
Pero no fueron tratados como vencidos. El presidente filipino Emilio Aguinaldo, impresionado por su tenacidad, ordenó que no se les considerara prisioneros de guerra, sino amigos. Fueron escoltados con honores hasta su evacuación y regresaron a España con reconocimiento oficial.
En 2003, el gobierno de Filipinas estableció el 30 de junio como Día de la Amistad Hispano-Filipina, en memoria de aquel decreto de Aguinaldo que los homenajeó. Desde entonces, ambos países conmemoran esta fecha como símbolo de reconciliación y respeto mutuo.
La historia de Los últimos de Filipinas ha sido contada en libros, documentales y películas, como la versión de 1945 dirigida por Antonio Román o la más reciente adaptación cinematográfica de 2016, dirigida por Salvador Calvo.
Más allá de la leyenda, su historia sigue siendo recordada como una muestra extrema de resistencia, sacrificio y honor militar, y como punto de partida para la reconstrucción de las relaciones entre España y Filipinas tras un siglo de dominio colonial.
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