Devoción por la “luz que cada día nos hace levantarnos” en la novena a la Virgen de los Milagros

PROCESIONES Y RELIGIÓN

El Santuario de Nosa Señora dos Milagros acogió a cientos de fieles en el día grande de la novena

Cientos de fieles subieron al Monte Medo para acompañar a la Virgen en su “cumpleaños”.
Cientos de fieles subieron al Monte Medo para acompañar a la Virgen en su “cumpleaños”. | Iago Cortón

La novena a la Virgen de los Milagros llegó a su fin ayer, con la celebración del día grande, que conmemora el nacimiento de Santa María, el 8 de septiembre.

Los devotos y fieles que se congregaron ayer en el Santuario mariano que hospeda el Monte Medo pudieron disfrutar de una mañana de tiempo afable, con sol -a ratos- y una ligera brisa, para acompañar “a la Madre de todos” en el día de su cumpleaños.

Movidos por la fuerza de la Fe y el poder de la plegaria, jóvenes y mayores hicieron sus ofrendas a Santa María para pedir por “saúde, a saúde é o máis importante”, según apuntaban varias feligresas del entorno.

Los fieles mostrando sus pañuelos blacos como alabanza.
Los fieles mostrando sus pañuelos blacos como alabanza. | Iago Cortón

Y es que de entre los cientos de “fillos de Deus” que se dieron cita en el Santuario de Nosa Señora dos Milagros, había quién venía desde lejos, como Maite y Costantino -natural de Froufe, el pueblo donde cuenta la historia que la Virgen se le apareció a una pastora-, que hace cuarenta años que vienen desde Navarra por devoción y para que “nos deje seguir levantándonos por la mañana”.

Las eucaristías empezaron temprano, y según se acercaba el mediodía, más y más fieles se acercaban al santuario, para demostrar su devoción “nacida en el corazón del pueblo”, como afirmó el Padre Rolando Gutiérrez, visitador provincial Misioneros Paúles Costa Rica y predicador de la novena.

La exaltación de la bienaventurada Virgen llegó a su apogeo con la misa solemne del mediodía, celebrada desde el balcón del templo para los cientos -puede que miles- de personas que esperaban en las inmediaciones la procesión de la imagen de la Virgen de los Milagros.

La imagen de la Virgen de los Milagros.
La imagen de la Virgen de los Milagros. | Iago Cortón

Durante estos nueve días, el pueblo ourensano peregrina con santa devoción al santuario de los Milagros, y es que como confirmó el padre Gutiérrez, los santuarios marianos tienen una fuerza de atracción especial y son “el pulmón de espiritualidad en el mundo”.

Cuando la Virgen salió del templo, empezaron las alabanzas, cánticos, lloros y halagos, cargados de devoción y amor por la Santa Madre, “la mejor obra de Dios” y merecedora de las alabanzas nacidas desde la fervorosa veneración que el pueblo cristiano profesa por ella.

Esa fe, “nacida del pueblo”, se ha ido manifestando durante los siglos a través de los “peregrinajes y otras devociones”, como explicó el predicador, y un ejemplo de ello es la pañolada blanca que el público ofrece a la Virgen durante la procesión, para felicitarla y homenajearla.

Así termina la romería más multitudinaria de la provincia, que tras nueve días de intenciones y celebraciones especiales, puso el broche de oro en un día de sentimiento y felicitaciones, lleno de esperanza y fe de que la Virgen María cumplirá sus peticiones y aceptará sus ofrendas con gratitud.

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