Un museo valdeorrés de cerveza, único en Galicia

Apenas 861 personas viven en Petín, según el censo más reciente. Sin embargo, este pequeño concello guarda uno de los museos más curiosos y singulares de Galicia, con una colección de más de 13.000 botellas de cerveza reunidas durante medio siglo por Javier López García, más conocido como Parra. A sus 72 años, este vecino de O Barco de Valdeorras ha convertido A Corte do Macho en un auténtico museo dedicado a la cultura cervecera.

Con 9.000 botellas expuestas de forma permanente y otras 4.000 guardadas en cajas, su colección es la más grande de Galicia y la cuarta de España. Un logro al alcance de pocos y que fue creciendo con los años, primero como hostelero y luego como coleccionista.

La historia de Parra comenzó hace más de 50 años, y fue gracias a su antigua profesión de hostelero. Su primer contacto con el mundo cervecero llegó al estar en bares y locales emblemáticos de O Barco como La Casuca, JB2, la discoteca Iguana y el Hostal, hoy en día Dulce y Salado, en O Barco. También fue gracias a su amigo y distribuidor Francisco Barredo.

Más adelante, su trabajo y su vida cambiaron, pasando a estar en una pizarrera de la comarca cargando camiones, eso le permitió relacionarse con camioneros de todos los rincones de Europa, muchos de los cuales le traían cervezas únicas e irrepetibles. Entre otras botellas atesora cervezas traídas recientemente por el entrenador en Japón y antiguo seleccionador nacional de baloncesto, el barquense Lucas Mondelo. Así mismo, entre las más especiales se encuentran varios ejemplares de Zambia o 3 botellas que él mismo pudo consumir en La Habana (Cuba).

Su colección incluye cervezas de 97 países distintos. Algunas botellas tienen más de 150 años; otras están valoradas en hasta 1.000 euros. También presume de tener botellas conmemorativas de equipos de fútbol como el Real Madrid, Atlético de Madrid o la Sociedad Deportiva Compostela. “Pero del Barcelona no tengo ninguna”, reconoce con una sonrisa.

Una de sus piezas más exclusivas es una serie limitada de 3 botellas de Heineken de las que únicamente se sacaron 100 unidades para todo el mundo. “En una feria un chaval me rompió una… Por suerte tenía tres”.

Aunque la mayoría de las botellas están vacías “hay que probarlas”, explica, un 20% aún conservan su contenido original. A pesar de su valor, ninguna está asegurada. “No me preocupa, tú puedes tropezarte y no pasar nada”, asegura.

Parra no realiza un mantenimiento intensivo, pero sí limpia y coloca con esmero las botellas que están en la parte exterior del museo. El resto se conserva en estanterías, muchas donadas por cerveceras que también le han hecho llegar grifos, mesas o cartelería antigua.

Lejos de obsesionarse por la seguridad o la conservación, Parra confía en el respeto de los visitantes. “Aquí todo el mundo se comporta de maravilla. Esto lo hago porque me gusta”.

El espacio donde se aloja la colección no tiene un horario fijo. A Corte do Macho abre cuando Parra puede y quiere. “Me ofrecieron una nave municipal para trasladar todo, pero yo quiero seguir aquí. Aquí fue donde empecé y aquí quiero seguir”.

Para él, esto no es un trabajo. “Esto es un hobby. Me lo propusieron como museo, pero no. Yo abro con gusto, pero no puedo estar aquí siempre”. Actualmente, junto a las aportaciones de visitantes y también anónimos encuentra donaciones en antiguos vecinos de O Barco. Javier López explica que el antiguo gerente del Pony Express en la localidad actualmente tiene una cervecería en Pontevedra en la que vende cerveza artesana. “Me envía cajas con latas de cerveza a menudo” detalla. Además, hace poco hizo un trueque con un ciudadano australiano a través del que consiguió una cerveza Foster´s. Javier López continuará haciendo crecer esta colección tan particular que es la mayor de esta variedad en Galicia y una de las más grandes de España.