Un ávido coleccionista de los tebeos españoles y defensor del papel

NOVEDAD EDITORIAL

Francisco Vázquez ha sido, entre otras muchas cosas, alcalde de A Coruña. Pero por encima de todo es un infatigable coleccionista de tebeos. Recientemente ha escrito el prólogo al último volumen de la nueva edición de El Guerrero del Antifaz.

Francisco Vázquez en el Foro la Región.
Francisco Vázquez en el Foro la Región. | La Región

Los tebeos han supuesto una auténtica iniciación cultural para varias generaciones en España. Así lo defiende Francisco Vázquez, que opina que “El Guerrero del Antifaz” y “Capitán Trueno” fueron las primeras lecturas de quienes se criaron en los años 50 y 60. Toda esta escuela formativa, cultural, fue posible gracias a los quioscos; una suerte de ateneos populares -como los califica Vázquez-, que, por desgracia, están desapareciendo.

El escritor Fernando Sánchez Dragó no comenzó leyendo a Platón ni Aristóteles, y guardó el grato recuerdo de las horas transcurridas durante su infancia junto “Sinuhé el egipcio” hasta el día de su muerte. Pero esto siempre se ha sabido. Lo supo el poeta romano Lucrecio, que junto a sus enseñanzas, como si de una medicina se tratase, ofreció la dulce miel de la poesía. Y Francisco Vázquez piensa lo mismo, porque los tebeos “recogen valores importantes como el del heroísmo, la amistad o el sacrificio”.

El que fuera alcalde de A Coruña posee una prolija colección de tebeos españoles desde sus orígenes en el siglo XX hasta los comienzos del siglo XXI. No colecciona -asegura- mangas ni cómics de Marvel, y sigue fiel a aquellas publicaciones que lo acompañaron mientras crecía. “El Guerrero del Antifaz” lo hizo durante veinte años y lo siguió haciendo cuando dejó de editarse. Es por ese motivo por el que, ahora que se ha vuelto a editar, ha tenido la fortuna de formar parte de uno de los nuevos tomos.

En el prólogo que Vázquez ha escrito al último volumen de las nuevas aventuras de este personaje, realiza un alegato en favor de la continuidad de los quioscos de periódicos. Aquellos en los que los pequeños acceden a facsímiles y coleccionables de enciclopedias o libros de historia. Un espacio popular en el que acceder al conocimiento.

Según Vázquez, “un quiosco es como una librería, un quiosco es como un cine, un quiosco es como un teatro”. Merecen que las autoridades los ayuden a través de subvenciones. Por esto supone una desgracia que la lectura en papel desaparezca en favor de las pantallas y los algoritmos. El papel ofrece autonomía, independencia, capacidad de elección -que es una de las formas de la libertad. “Pero no son incompatibles”, recuerda Vázquez.

Como no lo fueron los textos manuscritos y la imprenta en el siglo XV. Entonces coexistieron e interactuaron, repartiéndose el trabajo. Solo depende de nostros.

Contenido patrocinado

stats