Líbrenme el Señor y San Raimundo de Peñafort, su humildísimo siervo al tiempo que sapientísimo patrono de los abogados, de caer en la tentación de juzgar a los jueces, pretensión que jamás se me alcanzaría por su tan disparatada tentación que ni a don Alonso Quijano se le ocurriera en sus fiebres…
calendar_today 14/oct./08