Crónicas de invierno | Mal país para la gloria

Publicado: 01 feb 2025 - 00:50

Allá por el 2000 intentaron representar a España en Eurovisión, pero fueron descartadas, como si el listón estuviera muy alto. Quizá fue el mejor favor que pudieron hacerles, porque un año después Yo quiero bailar se convirtió en hit internacional y ganaron pasta como para bañarse en botox. Después la noche de su canción se terminó, dejaron de bailar, se disolvieron y comenzaron carreras en solitario que ni fu, ni –sobre todo– fa. Ahora han decidido volver presentándose al Benidorm Fest para apelar a la nostalgia del 2000 con la nueva canción Reinas y, aunque las ha eliminado el jurado en una polémica decisión, contaron con respaldo masivo del público. ¿Volverán a triunfar como la primera vez después de haber fracasado en su carrera a Eurovisión? No tengo ni idea. De momento, tienen algo a favor: la locura por la nostalgia ochentera comenzó en torno al año 2005, cuando se cumplían 20 o 25 años de muchos grandes éxitos. Estamos en 2025, el revival noventero ha sido tan irrelevante como cabría esperar, pero aquellos que bailaron con Sonia y Selena en el 2000 están en perfectas condiciones de reclamar su parte de añoranza; si bien, pido desde aquí al Tribunal de la Haya que nos libere del crimen del revival de los primeros grandes éxitos de OT.

Volver a volver

El frío invierno es tiempo propicio para reconciliaciones. Las calles están tristes, las camas bajo cero, y las ganas de salir a perrear alcanzan mínimos históricos, si bien en mi caso la mimetización cánida siempre alcanza mínimos históricos. Quizá por eso celebro traer aquí la noticia de la reconciliación entre Álvaro Morata y Alice Campello. La prensa del corazón está trabajando duro para que el reencuentro fracase, supongo que todo el mundo busca ganarse su pan con el sudor del de enfrente, pero aquí apostamos por los amores que se mantienen a la contra. También es cierto que su separación debía ser menos electrizante de lo que se contó, porque la pista económica ya había desvelado la primicia antes que la amorosa: a mediados de enero, estando oficialmente distanciados, la pareja firmó su entrada conjunta en una empresa de podología deportiva, que no suena muy glamuroso, pero debe ser un buen negocio. Como diría Matías Prats, Morata sí da pie con bola.

Peineta y Urbanismo

En Pontevedra se celebró la gala de los Premios Feroz. El equipo de Casa en llamas festejó el galardón a Mejor película de comedia exhibiendo una elegante, distinguida, y estilizada peineta al respetable, imagino que en agradecimiento por las buenas críticas a la película. Ciertamente, es un caso de estudio la obsesión del cineasta medio español por mantener una pose de desprecio a su público, quizá porque el sector está tan subvencionado que no lo necesita, obteniendo a cambio el mayor de los desprecios por parte de los espectadores. No está claro si fue antes el huevo o la gallina, pero la imagen de la peineta coral, además de anecdótica, resulta paradigmática. Al margen de esto, enhorabuena, porque hay peinetas ahí muy bien trabajadas en la fotografía. Ahí ve a tipos que se pasaron la noche en vela ensayando la perfecta elevación del dedo corazón, en tensión de mástil en para militar, sobre el resto de apéndices, y levantando en el ángulo correcto, ni mucho ni poco, el brazo para que luzca en toda su obscenidad y ofenda de la manera más intensa.

Hay pocos Resines

España es mal país para la gloria. Y más aún para la memoria. La memoria artística aquí es sectaria, de modo que no es memoria ni es artística. No respetamos a los nuestros, no honramos su pasado. No hay maldita manera de seguir la pista a los restos de Quevedo, la cabeza de Goya se perdió en Burdeos porque las autoridades no fueron a tiempo a recogerla, no hay monumentos funerarios de Velázquez ni de Calderón, y en general las casas natales donde vivieron los grandes de nuestras artes, si aún se mantienen en pie, son pasto de ratas, del olvido, o peor aún, dispensan kebaps de madrugada. Ana Obregón fue la más popular, durante décadas, ya casi formaba parte de la familia. De pronto alguien ha abierto el melón a raíz de una mala experiencia con ella, y ya están volando cuchillos, y el circo mediático que un día la encumbró está cavando el nicho en donde tirarán los restos de su fama. Por suerte ha salido Antonio Resines, un tipo divertido, pero también un caballero, a decir que su experiencia trabajando con Ana ha sido siempre extraordinaria y ejemplar. Lo dicho: si puedes elegir, hazte famoso en Austria, en Estados Unidos, o en Italia, pero nunca en España. El cainismo es vicio secular. Y hay pocos Resines.

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