Lamine Yamal: cuando crecen los enanos

En muy poco tiempo, el jovencísimo y fabuloso futbolista del FC Barcelona ha comprobado la doble cara de la vida de un deportista de elite.

La parte bonita es el prestigio y la admiración de millones de personas por su talento. La fama, el dinero y la posibilidad de aspirar muchos privilegios.

La parte desagradable de todo esto es la gran exigencia deportiva que soportará, pese a su juventud. En cada competición y partido se le recordará su contrato y posición en el equipo. Las victorias acallarán las críticas. Las derrotas las agudizarán, por muy bien que cumpla su papel. Así de cruel.

La fiesta de celebración de su cumpleaños fue el ejemplo perfecto. Mal aconsejado, o quizá por no seguir los consejos, Lamine difundió imágenes de una fiesta bastante hortera, con estética mafiosa.

No menos importante es la exigencia social. Le guste o no, Yamal es ya un referente para millones de jóvenes en el mundo. Como tal, se le reclamará un comportamiento acorde y se juzgará cada uno de sus movimientos.

La fiesta de celebración de su cumpleaños fue el ejemplo perfecto. Mal aconsejado, o quizá por no seguir los consejos, Lamine difundió imágenes de una fiesta bastante hortera, con estética mafiosa.

También trascendió la participación de señoritas de compañía -no se sabe si del catálogo de Koldo- y de personas con enanismo. A estas últimas el gobierno pretende “defenderlas”. O sea, que están perdidas.

La repercusión fue internacional y las críticas, terribles. Cualquier famoso preocupado por su imagen pública sabe que la discreción es primordial en este tipo de celebraciones.

Lamine sólo tiene 18 años. Como los de su generación, viven a través de las redes sociales. Será el primero de muchos errores, porque es un adolescente de maduración urgente en un mundo de adultos.

La labor del Barça en el camino será vital, dado que su padre es un botarate.