Opinión

La fuerza de los cesados

Alguien dijo en cierta ocasión que la gran ventaja de ser presidente consiste en poder ser un día ex presidente. Posiblemente sea cierto. Los ex presidentes de los Estados Unidos obtienen de su condición tal cantidad de ventajas que lo obtenido durante el periodo de presidencia es la ínfima parte de lo que se puede lograr después escribiendo memorias, pronunciando conferencias y convirtiéndose en una estrella de televisión. Incluso colocándose en el mercado como asesores de otros presidentes, como ha hecho José Luis Rodríguez Zapatero eso sí, para vergüenza de todos nosotros, contemplándolo en su nuevo y lamentable papel de palanganero del régimen de Maduro.

Iván Redondo no ha sido presidente del Gobierno, ni siquiera ha sido ministro, ni tampoco secretario de Estado. Solo director del Gabinete de Presidencia del Gobierno, a cuya competencia se adosó sobre la marcha un tiempo después, un nuevo organismo de esos que gustan tanto a Pedro Sánchez llamado “Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo” que no servía para nada pero que proporcionaba a Redondo una nueva herramienta para imponer su criterio y sobresalir sobre el propio consejo de Ministros. En el momento álgido de este pintoresco idilio, Sánchez hizo de Redondo un auténtico referente en Moncloa e incluso quiso introducir de matute a su consejero personal en las entrañas del CNI lo que por fortuna no consiguió por la mediación de los tribunales, porque se hubiera perpetrado un auténtico atentado a las reglas constitucionales.

Pero la realidad es que Redondo era y es un profesional del medio que trabaja para quien le paga y seguramente en su buscada dependencia, Sánchez se olvidó de que con anterioridad, Redondo había trabajado con gran solvencia para el PP contribuyendo a hacer de Xavier Albiol el alcalde de Badalona, había ocupado el cargo de jefe de Gabinete del presidente de Extremadura, José Antonio Monago, y había instruido a Basagoiti en camino para una cita electoral.

Hoy, cesado y defenestrado, padeciendo los rigores de un mundo político que muda en horas del amor al odio, quiere escribir sus memorias. Y va a dinamitar el mercado. Seguramente los resultados serán muy inferiores a las expectativas, pero ahí está la amenaza. Si yo les contara…

Te puede interesar