La parte por el todo

Olvidamos que hay grandes núcleos de población hebrea que no apoya esta apocalíptica resolución sino que la abomina

Con frecuencia caemos en la equivocación de confundir la parte por el todo. Es este un error no forzado que diría un tenista, que se comete habitualmente y en ocasiones tiene consecuencias infames. ¿Todos los vascos eran de ETA? Nos preguntábamos en los años del plomo. ¿Todos los catalanes son independentistas? nos preguntamos en los actuales. Pues es evidente que no. Y no solo es evidente sino que a pesar de proponer una salida fácil a nuestros quebrantos, esa salida que trata de identificar a todos con el problema que facilitaría una solución global, es una aberración. La venganza tronante y dramática establecida por el Gobierno de Netanyahu como respuesta al indiscriminado y criminal ataque de los terroristas de Hamás nos está colocando en la senda de identificar a todo lo que suena a judío con el sangriento exterminio que el Gobierno israelí ha decidido poner en práctica en la franja de Gaza. Con frecuencia olvidamos que hay grandes núcleos de población hebrea que no apoya esta apocalíptica resolución sino que la abomina, y muchos de estos contrarios han perdido un familiar o éste ha sido secuestrado en el ataque del 7 de octubre de 2023 que precipitó todos los sucesos posteriores como hay miles de palestinos que odia a Hamás. El pasado miércoles, dos funcionarios de la embajada de Israel en Washington fueron asesinados a tiros en la puerta de un museo. El autor de los hechos es un joven de treinta años natural de Chicago llamado Elías Rodríguez quien, ya esposado por la policía, no dejaba de gritar “Libertad para Palestina”. Las víctimas eran una pareja comprometida y a punto de casarse, Sarah y Yaron, ambos pertenecientes al servicio exterior.

El asesinato de esta pareja de jóvenes acribillados a tiros en la puerta de un museo forma parte de esa frenesí suicida que suele brotar confundiendo de una manera esperpéntica la parte por el todo. Coincidiendo con este asesinato, un sociólogo norteamericano ha advertido que los brotes de odio antisemita suelen ser antesala de situaciones abominables, y que este escenario se está produciendo como respuesta al genocidio terrible que un personaje desquiciado está llevando a cabo y cuyos designios no tienen por qué ser asumidos y aceptados por todo el pueblo de Israel. Echarlos de Eurovisión tampoco parece una solución sensata. Por cierto, al Reino Unido el voto popular no le otorgó ni un solo punto. Pues lo han aceptado y a otra cosa.