Tristes y perplejos

VÍA DE SERVICIO

Publicado: 12 ago 2025 - 00:11

Opinión en La Región
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A estas alturas resulta cada vez más complicado determinar quién está más “triste y perplejo”, tras la decisión del Ayuntamiento de Jumilla de prohibir manifestaciones religiosas musulmanas en el polideportivo de la localidad y la reacción del líder de la ultraderecha, Santiago Abascal, a quien le provoca esos sentimientos la reacción de la Conferencia Episcopal Española (CEE) reivindicando la libertad de culto y contra la decisión del consistorio murciano, que aprobó esa medida con los votos del PP y la abstención de Vox, que se mostró triunfante por haber conseguido quedar como el autor intelectual de una medida que contraviene la Constitución y quizás algo más.

Con la salvaguarda de que los obispos no representan a toda la Iglesia, porque también entre los prelados parece haberlos de dos categorías, Abascal ya ha aprovechado para cargar contra aquellos que se mostraron favorables a la resignificación del Valle de los Caídos -Valle de Cuelgamuros

Igual de tristes y perplejos deben haber quedado muchos votantes de Vox tras el ataque furibundo de Abascal a la cúpula de los obispos, cuando precisamente en el ideario político de Vox se apela a la “España cristina y no musulmana”, y se ensalzan los valores religiosos católicos. Si, además, relaciona la reacción de los obispos a favor de la religión musulmana y el silencio en criticar al Gobierno, con sus temores acerca de los casos de pederastia que se han dado en la Iglesia, este argumento en el conflicto que él mismo ha creado no deja de sorprender, aunque lo acompañe de otro reproche más comprensible, el del silencio a cambio de la financiación de la Iglesia procedente de los fondos públicos. Así las cosas, muchos votantes de Vox tendrán que elegir entre seguir a Santiago Abascal en su diatriba con la CEE, o estar con sus pastores que en este caso se han puesto a favor de la libertad de culto y de la ocupación de un espacio público para la celebración de unos ritos religiosos. Con la salvaguarda de que los obispos no representan a toda la Iglesia, porque también entre los prelados parece haberlos de dos categorías, Abascal ya ha aprovechado para cargar contra aquellos que se mostraron favorables a la resignificación del Valle de los Caídos -Valle de Cuelgamuros en la actualidad- o contra otras medidas propuestas por Vox en parlamentos autonómicos en relación con el aborto. Abascal sigue en este caso la última moda de la política española que consiste en atacar a quien se supone que es tu aliado natural, si no se pliega a todos tus deseos.

A quien no se le ha escuchado participar en esta polémica ha sido al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que también se encuentra de sobrevaloradas vacaciones y que ha dejado a su “número dos”, Miguel Tellado, fijar la posición del partido, condescendiente con el acuerdo de Jumilla, porque en las lindes del problema de la inmigración PP y Vox disputan a ver quien se muestra más duro y consigue convencer a más gente. Por el momento la ultraderecha tiene mejor posición de partida mientras el PP, a través de las últimas manifestaciones del propio Feijóo -salvo las que realizó en Cambados- quiere situarse a rebufo de Vox.

Como, según ha anunciado Vox, la iniciativa desarrollada en Jumilla no va a ser una acción aislada, sino que seguirán otras similares en otros ayuntamientos, el Gobierno ha impugnado el acuerdo municipal y requerido al ayuntamiento que anule el acuerdo adoptado y permita la realización de actividades socioculturales en los espacios deportivos. Ante el previsible empecinamiento de la mayoría del consistorio en mantener la norma, serán los servicios jurídicos del Estado los que determinen los siguientes pasos a dar para lograrlo, con lo que se avecina otro episodio de judicialización de la política.

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