De vasos comunicantes y purgas

En Galicia ocurre, con los partidos en la oposición -los perdedores BNG y PSdeG-, que entre ellos se reparten el amargo pastel de los votos que no van a PPdeG; de tal mala suerte que cuando uno de ellos sube el otro baja. Lo comprobamos en los últimos sondeos demoscópicos, al ver los resultados de la rotunda victoria del PPdeG hace un año. Hoy, si se repitieran las elecciones, los Populares obtendrían igual resultado, consolidando su mayoría absoluta. ¡Pero algo cambia!, pues lo que baja el BNG lo recupera el PSdeG; este suplicio se lleva repitiendo en el tiempo, por lo que cabe decir: Aquí paz y después gloria, o a quién Dios se las dé, San Pedro se la bendiga. Significado este que, cuando pasa algo, solo podemos resignarnos; en el caso que nos ocupa el santo no debe obedecer a Dios, ya que estamos en política.

La “Ley de los vasos comunicantes” resulta extrapolable en parte a la política, cuando a resultados electorales en Galicia se trata. Unos ganan, otros pierden, sí; con la salvedad que los perdedores, además de repartirse el escrutinio sobrante, si uno de ellos fluye hacia arriba el otro desciende. ¿No es, si no, la Ley de los vasos comunicantes?, que al ponerlos en contacto y comunicarlos, se generara un flujo hacia el menor nivel, y el volumen continúa siendo el mismo. De hecho en las autonómicas de hace un año, el éxito cosechado por el BNG fue a costa de los socialistas; lo que ganaron los primeros lo perdieron los segundos. Pero la política es otra cosa, no está sujeta a ninguna ley de gravedad; sí a buenas prácticas, a credibilidad.

“El PSOE desautoriza la moción de censura en Irixo”, lejos de mantener la disciplina en el partido -loable actitud- parece más bien entrar en “modo purga”

Si el PPdeG mantiene incólume el grado de fidelidad entre sus votantes, no existe duda que lo que no lleven los Populares es a repartir entre socialistas y nacionalistas. Trasiego hacia un lado u otro dependiendo de la fidelidad que mantengan los votantes hacia sus respectivas formaciones; y también a los méritos que, en el discurrir de la legislatura, haga o demuestre cada fuerza hacia sus respectivos votantes. ¿Hizo más mérito y/o mejor oposición el PSdeG que el BNG para arañarle un diputado en este año que llevamos de Gobierno Popular? En cualquier caso, y con las teorías habidas o por haber, los mismos socialistas gallegos se encargan de exclamar que el éxito de los nacionalistas es a base de votos prestados; con lo que la respuesta pertinente es la de cuiden ustedes su granero. Y, si no, como dice Neme: “Tamén en esto o que máis chifle capador…”, sin más.

La demoscopia dice que es el PPdeG el que registra, ya no sólo más apoyos en votos, sino también mayor fidelidad del voto. Y a continuación, en cuanto a fidelidad del voto, son los nacionalistas. No sé yo si tal circunstancia, la de registrar la peor fidelidad del voto por parte de los socialistas, es motivada por determinadas circunstancias en la manera de hacer política a nivel general y nacional, que sacude, como una lluvia fina, a la Galicia “do sentidiño”. Y es que noticias como las que recoge toda la prensa gallega, del caletre: “El PSOE expulsa al alcalde Francisco Fumega por su pacto con el PP”, “El PSOE se fractura en Santiago con la expulsión definitiva de los ediles díscolos”, o días anteriores “El PSOE desautoriza la moción de censura en Irixo”, lejos de mantener la disciplina en el partido -loable actitud- parece más bien entrar en “modo purga”. ¿Cómo se les explica a los gallegos “do sentidño” ese ensañamiento en ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes? Alguien con “sentidiño” no logra entender que un partido que a nivel nacional, el PSOE, que está en manos y es rehén de un independentista prófugo de la justicia, pacta y se reúne fuera de España con ese prófugo, al igual que con filoetarras, a cambio de mantener a Sánchez en Moncloa, no permite pactos a nivel local por el hecho de estar por el medio los populares, o por una ausencia a una reunión. Cuándo se darán cuenta o serán conocedores que, en la política local se hace gestión para los vecinos, a los que ves y saludas diariamente, vecinos que saben bien distinguir lo que hace posible lo necesario en su ayuntamiento; la macropolítica es otro cantar. Craso error la de los políticos de altura, al imponer su “modo purga”; al final los purgados son ellos mismos.