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El deplorable estado de la N-540 -la carretera que une Ourense con Lugo- ha quebrado la paciencia de los alcaldes de los ocho municipios por los que transita la infraestructura. Los regidores de Coles, A Peroxa, Vilamarín, en la provincia de Ourense; y los de Guntín, Taboada, Chantada, Portomarín y Carballedo, en la provincia de Lugo, se muestran hartos de esperar por una reparación que parece eterna en el tiempo.
Los más vehementes en sus reivindicaciones son los alcaldes de la parte lucense. Y no es para menos, ya que el firme empeora progresivamente según nos adentramos en la provincia vecina. “Isto é un escándalo que non ten xustificación. É unha auténtica vergonza ter unha carreteira neste estado en pleno século XXI”, asevera Julio Manuel Yebra, alcalde de Carballedo. En la misma línea se expresa el regidor de Chantada, Manuel Lorenzo: “A situación da N-540 é unha mostra máis do abandono que sofre a Galicia interior. Como vamos a fixar poboación con estas infraestruturas?”, se pregunta.
Aunque el estado del firme en la travesía de la N-540 en el lado ourensano es más “aceptable”, los alcaldes de A Peroxa y Vilamarín tampoco ocultan su enfado. “Esto es tercermundista. Es que ni los caminos forestales de los concellos están en ese estado tan lamentable”, señala Amador Vázquez, regidor de Vilamarín. Una opinión que comparte Manuel Seoane, alcalde de A Peroxa: “Se eu teño unha estrada municipal no estado que está a Nacional, caeríaseme a cara de vergonza”, asevera.
Esta situación está provocando graves pérdidas económicas en la mayor parte de los municipios, ya que la N-540 es la principa vía de comunicación para la gran mayoría. “Estamos nunha situación límite. Para nós é unha comunicación fundamental porque atravesa directamente o pobo e moitos condutores están optando por outras vías alternativas, o que prexudica aos negocios do pobo”, señala Ángel Pérez, alcalde de Guntín. Esta coyuntura la refrenda el alcalde de Coles, Manuel Rodríguez: “Os nosos veciños, se teñen que ir a Lugo, prefiren ir por Monforte. Perden algo de tempo, pero gañan en seguridade”, explica.
Los alcaldes se muestran hastiados por la situación de abandono que lleva años acompañando a la infraestructura. La promesa de reparación del firme está aprobada e incluso ya se ha puesto en marcha en algunos tramos, pero “llega tarde” para muchos regidores que creen que la inversión de 11 millones y los plazos fijados para el 2027 terminarán siendo mayores ante el mal estado del firme en muchos puntos.
“A nós tócanos o peor tramo. En principio retoman os traballos agora no verán, pero non debería terse chegado a este punto”, apunta Roi Rigueira, alcalde de Taboada.
Los concellos tiene que enfrentarse cada día a una gran cantidad de quejas vecinales por la sucesión de baches, socavones y desniveles que provoca continuos reventones de ruedas y averías en los vehículos. “É moi frustante porque non podes facer nada”, señala Ángel Pérez, alcalde de Guntín. “Os veciños quéixanse e con razón, non pode ser que unha carreteira que une dúas provincias non sexa transitable”, explica Pablo Rivas, alcalde de Portomarín.
Mientras el estado de la carretera nacional se agrava, la autovía Ourense-Lugo (la A-56) sigue ahogada en los cajones ministeriales. En octubre dieron comienzo las obras de la variante norte de la ciudad de Ourense. Cuando se pueda finalizar, allá por 2026, acompañaría al único tramo construido hasta ahora de la autovía: San Martiño-A Barrela.
Gran parte de los alcaldes han perdido la esperanza en que esta infraestructura pueda llegar a materializarse en futuro próximo. “Estamos dejados de la mano de Dios. Si no son capaces de tener mínimamente decente una carretera nacional, menos van a ser capaces de terminar una autovía”, asevera Amador Vázquez, regidor de Vilamarín.
“Clama ao ceo que Lugo e Ourense sexan as dúas únicas provincias de Galicia sen conexión por autovía”, afirma Julio Manuel Yebra, alcalde de Carballedo.
Las obras en el destrozado firme de la N-540 regresarán esta primavera. Así lo confirmó el Ministerio de Transportes en el Congreso, en respuesta a una pregunta presentada por diputados del Partido Popular.
Los trabajos forman parte del proyecto de remodelación que se inició el verano pasado. En aquel momento se arreglaron aproximadamente 10 de los 69 kilómetros del tramo lucense de esta carretera, que es el que va a ser sometido a rehabilitación. El parón sorprendió a vecinos y alcaldes de la zona, que pensaron que la reforma tendría continuidad en el tiempo. El Gobierno aclara en su respuesta que si esto no sucedió antes “es porque han querido esperar a que terminase la temporada de frío y lluvia”.
Además, desde el BNG se anunció esta semana el inicio de una campaña para denunciar el estado de la carretera con la colocación de dos grandes vallas publicitarias en las que junto a una fotografía de los socavones se puede leer “a estrada 540 non pode agardar ata 2027”.
Mañana arranca la protesta de los vecinos de Chantada que cortarán la carretera para pedir una solución. La concentración tendría a las 11,oo horas el punto kilométrico 51, a la altura de la subestación en Vilela de Merlán.
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