Alejandro Escobar, ingeniero industrial y escritor: “España comenzó a dibujarse para mí como la meta de un plan de escape ”
MEMORÍA DEMOCRÁTICA
Alejandro Escobar Gómez, con una historia personal marcada por el amor a la literatura y la valentía de luchar por un sueño, nos cuenta aquí particulares de su vida en Cuba y los desafíos de haber permanecido en España a la espera a obtener la nacionalidad a través de la Ley de Memoria Democrática, cuyo efecto caducó hace unos pocos días.
Pregunta.La historia de Cuba no puede contarse sin la de España, y viceversa...Cuéntenos sobre sus orígenes españoles…
Respuesta.Tengo doble ascendencia española por parte materna. La madre de mi abuelo era canaria y mi bisabuelo, padre de mi abuela, asturiano. De este último llamado José Álvarez, es de quien más historias conozco. Nació en un pueblo de Oviedo llamado Mortera del Palomar en 1889. Cuando tenía quince años, su madre lo envió hacia Cuba, como pasó con miles de adolescentes y jóvenes españoles que se embarcaron en esa ruta oceánica para que sus familias evitaran verlos cumplir el servicio militar y saberlos más tarde, probablemente muertos. Han pasado más de cien años de la llegada de mi bisabuelo asturiano a Cuba, y esa circunstancia se ha cumplido conmigo a la inversa, y por supuesto, en otras condiciones.
P.Usted, en principio, creyó en la “utopía revolucionaria”, y luego tomó distancia…
R.Luego del 11 de julio de 2021, en medio del ahogo social y el hartazgo por la ilimitada crisis en Cuba, la represión política se cebó contra miles de manifestantes y el llamado al fratricidio en televisión nacional por el actual dictador Miguel Díaz-Canel, supuso para mí un quiebre total con un sistema del cual tenía mis reservas, pero que movido por la inevitable influencia de las utopías sociales, tenía mis innegables simpatías durante mi adolescencia. Entonces comenzó la búsqueda para escapar de aquel archipiélago secuestrado por el totalitarismo y la indiferencia del régimen hacia las condiciones de vida de su población. Ese mismo 2021, frustrado como ingeniero y ciudadano, al ver cómo la represión ideológica y física, también se infiltraba en mi centro de trabajo donde quisieron reclutar al equipo de mantenimiento bajo mi mando, para golpear a posibles manifestantes, tomé la decisión de abandonarlo todo para dedicarme exclusivamente a un anhelo en ciernes, pero postergado por las abundantes dificultades perennes en la sociedad cubana: la dedicación concienzuda a la creación literaria.
P.Hubo un momento en que usted tuvo claro que “la ciudad letrada” de La Habana podía ser una cárcel para sus fines más personales…
R.Aunque desde octubre de 2021, logré encontrar un espacio para vivir de la escritura, pues comencé a realizar artículos para la radio y reseñas cinematográficas que repercutían en mi satisfacción anímica y económica e incluso logré, por esfuerzo propio, publicar dos libros, apareció otro y más acuciante problema: las limitantes al progreso autoral continuaban siendo implacables. Cuba, salvo veteranos nombres consagrados, es un mercado literario autofágico, además de irrelevante en la esfera internacional por el capricho de aislamiento exprofeso del régimen caribeño. Si deseaba cumplir mi sueño de cimentar una carrera literaria, quedarme en la isla podía ser un despropósito mayúsculo. Debía llegar al precio que fuese a la génesis del idioma en que pienso y escribo. España, además de Madre Patria, comenzó a dibujarse para mí como la meta de un plan de escape. Aún no había conseguido la nacionalidad española, y para salir me enfrenté a los mismos contratiempos e imposibilidades que cualquier ciudadano cubano que intenta escapar de la barbarie totalitaria. Llegar a España, si bien fue un objetivo logrado a través de una beca concedida por la Escuela de Escritores de Madrid en 2023, la parte más difícil recién comenzaba. Una vez caducado mi permiso de estancia, quedé irregular, pero con una convicción en firme: sobrevivir. Y sobreviví a gusto, trabajando como corrector profesional de textos literarios, tanto con autores españoles, como hispanoamericanos.
P.En Ourense, usted pasó del temor a la esperanza…
R.El miedo persecutor, instalado en la psiquis de quien sale de una dictadura, se refleja a veces dentro de lo más natural y cotidiano. En la primera casa donde viví en Rairo, cerca de una residencia, en las noches, antes de dormir, y luego antes de amanecer, recuerdo ver reflejadas en las paredes, las luces de las ambulancias, y en muchas ocasiones me levanté asustado pensando que era la policía política cubana que venía a arrestarme. Paulatinamente fui superando esas paranoias infundadas, mientras descubría un misterioso sentido de pertenencia hacia la milenaria ciudad donde iniciaba mi nueva vida. Definitivamente creo que haber llegado a Ourense significó para mí sanar las dolencias propias del migrante. Después del primer “benvido”, me sentí en casa. Fui amigándome con el clima, la arquitectura, los matices del verdor y la atmósfera citadina; así comenzaron a surgir los primeros poemas dedicados a Ourense.
P.¿Cómo vivió su familia la entrada en vigor de la Ley De Memoria Democrática?
R.Luego de casi diez años de procesos e investigaciones, una primera resolución negó a mi madre la posibilidad de acogerse la nacionalidad española, ante una supuesta falta de evidencias contundentes, respecto a que uno de mis bisabuelos españoles había renunciado a su nacionalidad de origen y acogido a la cubana. Por supuesto, mi madre apeló, pero entre la demora de la reclamación, y la llegada del COVID-19 que detuvo cientos de miles de procesos, la respuesta a la reclamación de mi madre pareció no efectuarse.
P.¿Cómo resultó para usted enfrentarse al laberinto burocrático de obtener la ciudadanía española?
R.Un día, mi madre me pidió llamar al Registro Civil de Madrid, para conocer si había respuesta al recurso interpuesto por ella hacía más de cinco años. Cuando llamé, la respuesta estaba dada, pero ella debía acudir al consulado español en La Habana. Al día siguiente, recibí una llamada suya confirmándome el otorgamiento de la nacionalidad española. Gracias a la Ley de Memoria Democrática, como hijo de española, yo tenía derecho a la nacionalidad. Entregada la documentación pertinente, otra vez debía esperar. Fue un año y nueve meses de llamadas, consultas a la web del Registro Civil Central, visitas al Registro Civil de Ourense, una carta al Registro Civil de Madrid, y finalmente un reclamo enviado al Defensor del Pueblo. Finalmente, el 8 de octubre, recibí un correo electrónico con la concesión esperada, marcando así el inicio de un nuevo camino.
P.¿Cómo cierra usted dos años de aprendizajes y abre un ciclo de expansión personal?
R.Con gratitud y alegría, con una sensación de haber hallado finalmente mi destino, que cabe en estos versos dedicados a Ourense: Vives, ciudad, en el camino de un puente que ha cruzado siglos sobre un nombre propio∕ Ya sabes hogar, casa nueva∕ sobre esa hora pequeña donde la neblina es techo fugaz ∕ y baja desde todas las cimas al encuentro de mis ojos ∕ Vives, ciudad para cederle tu sitio a la lluvia persistente.
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