Alumnos de Derecho de entre togas, víctimas y presos en busca de respuestas
UVIGO
Ocho alumnos de Derecho del Campus de Ourense han sido testigos privilegiados de qué se cuece en los fogones de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo.
Los alumnos de cuarto curso del grado de Derecho de la Uvigo en el Campus de Ourense apuran el paso. Es el momento en el que muchos ya hacen prácticas y planifican su futuro laboral. La Subdelegación del Gobierno, a través de Manuel Arias, secretario general de ese organismo y uno de sus profesores, les ayuda con una beca para trascender los apuntes de las clases. Una oportunidad de conocer en la mismísima cocina cómo se trabaja en la Audiencia Nacional o el Tribunal Supremo, aprovechando que un magistrado de la tierra, José Luis Castro de Antonio, titular del Juzgado de Menores y de Vigilancia Penitenciaria de la AN, colabora y sirve de puente.
Precisamente, la cercanía del juez impresionó a los alumnos. “Pese a que estaba súper ocupado con mil cosas, todo el rato estaba pendiente de nosotros”, aseguran los estudiantes ourensanos que estuvieron este año en Madrid durante cuatro días.
A Noa González le permitió un viaje en el tiempo. En el recorrido por el alto tribunal, estuvo en la sala en la que dentro de unos años recitará los temas de la oposición a jueza. “Todo es muy imponente, sobre todo una de las salas, roja y muy formal, con la mesa del opositor solitaria en el centro”, rememora.
Junto a ella estuvieron Sheila Rodríguez, Laura López, Cleia Rodríguez, Selena Fabello, Alberto Alonso, Saray Rodríguez y Águeda Alonso. La mayor parte tiene claro que, tras este último curso, seguirá estudiando. Bien para opositar -la opción mayoritaria- o especializarse en alguna materia. “Me gusta el Derecho Internacional y estoy pensando en hacer un máster”, comenta Águeda.
Estos jóvenes, gracias a una beca única de estas características en Galicia, tuvieron el privilegio de conocer los entresijos de la Audiencia Nacional (asistieron al juicio de la exjefa de la banda terrorista ETA Iratxe Sorzábal por un atentado perpetrado en octubre de 1995 en el paso fronterizo de Irún -Guipúzcoa-); el trabajo que realiza el centro de reforma Teresa de Calcuta para reconducir a menores delincuentes y se entrevistaron con miembros de la Asociación de Víctimas del 11-M y APROMAR (Asociación Pro Recuperación de Marginados), que trabaja de forma grupal la socialización y el cambio en la población reclusa, durante o después del cumplimiento de la pena, con la acogida como elemento de reinserción. “Vivimos una parte muy humana que no ves en la carrera”, destaca Noa.
Todas ellas valoran la experiencia como “única”: “En las materias que das en clase, tal como se plantea la docencia, no sabes cómo es un juzgado por dentro y esta experiencia te ayuda a orientarte, ver otras cosas”, destaca Saray. A su lado, Selena, añade que “las visitas al Supremo no existen más allá de una semana de puertas abiertas al año”.
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