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VARIAS DEFICIENCIAS
Marta D.L es usuaria recurrente del AVE por motivos laborales. Aunque reside habitualmente en Vigo, viaja en coche hasta Ourense donde aprovecha para visitar a su madre. Se queja de que dos de cada tres veces que intenta dejar su vehículo en el estacionamiento de la estación le resulta imposible. “Siempre está lleno. Incluso cuando vengo a primera hora de la mañana, y en el entorno de la estación es imposible encontrar una plaza de aparcamiento”.
Los continuos retrasos del tren en esta línea, y en general en todas las de la red, están cambiando los hábitos de muchos usuarios. Lo que comenzó como una broma, la recomendación de viajar con agua, fruta y algún tipo de alimento, se ha convertido en una rutina para viajeros recurrentes. “En algunos modelos de tren no hay cafetería, y en los que la tienen sería imposible que pudieran proporcionar agua y comida a una media de 500 viajeros durante un parón prolongado en la vía y eso me genera ansiedad si no voy preparado”, explica un viajero.
Tras los incidentes ocurridos en los primeros días de vacaciones, algunas familias están optando por desplazarse en sus propios coches o alquilar uno “con los precios que tienen los billetes en Ourense, el coche sale más barato y resulta una alternativa más fiable que el tren, sobre todo si viajas con personas mayores o con niños, como es nuestro caso”, apunta Juan P. C. “Antes viajábamos en tren, porque resulta más cómodo, pero ahora es tan poco fiable como el avión”.
Adif no tuvo en cuenta las necesidades de estacionamiento de una estación cuyos usuarios no son solo de Ourense ciudad sino también de un amplio territorio que se desplazan hasta ella en vehículo propio para realizar sus viajes. No se concibe una sin espacio suficiente para el coche privado. Pese al insuficiente número de plazas, Adif tiene subarrendado un importante número de ellas a los operadores de coches de alquiler, dejando todavía más menguado el servicio público.
Adif se gastó más de veinte millones de euros en la adaptación de 16 kilómetros de la vieja vía de Zamora para que pudiese llegar el AVE a Ourese sin tener terminada la variante exterior. Una solución provisional mucho más barata libraría a los usuarios de la estación de Ourense de padecer las inclemencias del tiempo, especialmente el sol abrasador ahora en verano, con temperaturas extremas. Una simple marquesina y un área cubierta para que los taxis puedan esperar la llegada de los trenes.
Mientras los coches de alquiler quedan protegidos a cubierto, ocupando plazas en el estacionamiento subterráneo, los taxistas que hacen cola en la estación a la llegada de los trenes deben afrontar la espera con prolongadas exposiciones al sol y el calor en condiciones inhumanas que ponen en peligro su salud. La intermodalidad también incluye el servicio de taxis y la estación tendría que estar adaptada para que su trabajo pudiese llevarse a cabo en condiciones adecuadas y no como ahora.
La estación de autobuses ha facilitado mucho la interconexión con el tren desde que se inauguró la nueva terminal. Sin embargo, todavía quedan flecos por resolver como las largas caminatas que tiene que hacer el viajero, muchas veces con equipaje, desde las plataformas de la la zona de autobuses a los andenes del tren, sobre todo cuando tiene que hacer cola en el puesto de control y luego caminar hasta el tren a veces dando un largo rodeo. También falla la venta anticipada de billetes.
Cambiar de andén en la estación de Ourense es uno de los principales obstáculos al que se enfrentan, tanto las personas con movilidad reducida como los viajeros que llegan cargados de equipaje o con coches de niños. Un único ascensor y un pasillo subterráneo estrecho hacen que el usuario se enfrente a un incómodo cuello de botella. La mejor alternativa para hacer más cómodo y rápido el desplazamiento sería unas escaleras mecánicas o una rampa mecánica, para cada uno de los andenes.
Los pasillos interiores para el acceso a la vía desembocan en un cuello de botella incómodo y mal planificado. Los viajeros solo disponen de un ascensor -averiado estos últims días-, lo que provoca colas y el enfado de los usuarios. Algunos optan por utilizar la escalera, pero hay personas mayores que no se pueden permitir ese lujo. En estos casos, deben optar por esperar hasta que les toca el turno o solicitar la colaboración de otros viajeros para que les ayuden a salir de los túneles con sus maletas.
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