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AFILANDO INCONFORMISMOS
La soprano Belén Vaquero (Ourense, 1997) comenzó sus estudios musicales en la especialidad de oboe y piano. Posteriormente realizó el Grado Superior de Canto Histórico en la Escuela Superior de Música de Cataluña. Ha ofrecido conciertos por Europa y América y recibido numerosos reconocimientos. El más reciente, junto a Pérgamo Ensemble, el de los circuitos FestClásica 2025. Entre los escenarios que le gustaría pisar señala “como a todo cantante, por decir alguno, La escala de Milán o el Metropolitan de Nueva York. Hay que soñar siempre para llegar y trabajar para intentar que eso pueda suceder y si sucede, estar bien preparado”.
Pregunta. ¿Cuándo descubrió que tenía un tesoro en la voz?
Respuesta.La verdad es que todavía sigo descubriéndolo poco a poco, es algo que viene con el tiempo. Siempre me ha gustado el hecho de cantar, más que pensar si tengo una voz más o menos bonita o con más o menos posibilidades. Es verdad que a medida que vas haciendo más música, puedes ir abordando más repertorios. Por otro lado está gente entendida, profesores, artistas que, de pronto, confían en ti. Vas viendo qué te hace más única, descubriendo ese algo que cada cantante tiene, bien sea el timbre o la manera de decir un texto.
P. ¿Y qué diría que es eso que la hace única?
R.Supongo que, en gran medida, el propio color de la voz, algo absolutamente individual e irrepetible en cada cantante. También soy una persona que me comprometo siempre al 100% con lo que estoy diciendo y con la música, para lo bueno y para lo malo.
P. La técnica sin una voz especial o la voz especial sin técnica. ¿Con qué se queda?
R.En las grandes cantantes, si piensas en María Callas o Anna Netrebko, se dan las dos cosas. Tienen instrumentos únicos, súper especiales por las posibilidades de colores, de registros y además una inteligencia, digamos, corporal e intuitiva. Pero entre tener un gran instrumento, sin tener una técnica que te permita abordar el repertorio propio, y tener una voz, a lo mejor no del color más bello o con los agudos más espléndidos, pero con esa capacidad de perseverancia, constancia y trabajo duro, yo apuesto más por esta segunda opción.
P. Menciona a María Callas. Ella decía que el sacrificio y la dedicación son necesarias para alcanzar la excelencia. ¿Hay que buscar siempre esa excelencia?
R.Sí, no podría estar más de acuerdo. Somos canales de cosas muy grandes en los papeles de ópera, incluso aunque no sean óperas. Al final estás poniendo voz a infinidad de textos y hay que estar muy bien preparada para eso. Cuando una canta, expone partes incluso de las que no es consciente. Para poder hacer eso con plena libertad, el trabajo que hay detrás es brutal. Cuanto más profundizo en el canto, más me doy cuenta de lo complicado que es. Y sacrificios siempre hay. Para mí es tener paciencia conmigo misma. A veces uno se empeña en que salgan ciertas cosas y el cuerpo tiene sus propios ritmos. Esa capacidad de ser flexible con los tiempos, de conocerse, de saber tolerar la frustración o los chascos es aprender a hacerse fuerte. Psicológicamente no es para todo el mundo, es un sacrificio y es una apuesta al final.
P. El público de ópera, ¿es más exigente que el de otras disciplinas?
R.No tengo mucho con lo que comparar, porque mi experiencia siempre ha estado dentro del mundo del canto, pero creo que la ópera genera un fenómeno que no genera a lo mejor, el mundo de la polifonía renacentista. Hay mucha gente muy aficionada a la lírica que realmente entiende mucho, sabe de versiones, incluso de voces. Creo que eso es un fenómeno que en otras especialidades no se da tanto. Pero no todo el mundo que habla de canto sabe cantar, hay que hacer esa diferenciación. Creo que hay muchas más orejas interesadas en las voces de la lírica, gracias a la ópera, que a otros repertorios.
P.¿Qué personaje es el soñado?
R.Muchos, pero hoy por hoy diría que Puccini es uno de mis compositores favoritos y me encantaría hacer Mimí. Creo que una de las mejores óperas que se ha escrito nunca es La bohème. Más adelante, quién sabe, me gustaría hacer también Madame Butterfly o Tosca. Pero eso ya se irá viendo porque todavía queda tiempo, soy muy joven.
Soy incapaz de escuchar el final del acto de La Bohème sin llorar cada vez que lo hago
P. ¿Qué pieza le pone la piel de gallina?
R.El cuarto acto de La bohème. Soy incapaz de escuchar el final sin llorar cada vez. También me gusta muchísimo la música sinfónica, por ejemplo la cuarta de Brahms o La consagración de la primavera, de Stravinsky.
P. ¿Y en un mal día qué escucha?
R.Algo que me dé alegría, que me incite, por ejemplo, a bailar, a moverme. Tal vez esto es un poco friki, pero me gustan mucho las danzas del Renacimiento. Me dan esa especie de alegría genuina y sencilla para olvidarme de, a lo mejor, ciertas cosas.
P. La crítica dice que es una voz a seguir. De Ribadavia era Ángeles Gulín, considerada una de las mejores sopranos del pasado siglo. ¿Esta provincia valora sus talentos?
R.No lo tengo muy claro. Creo que en Ourense, lamentablemente, no hay una cultura, digamos, ni de la lírica en particular, ni del arte en general. Sí que ha habido artistas que han nacido o crecido en Ourense, pero si pensamos ahora mismo en las actividades culturales sostenidas que hay, es una pena, ¿no? Realmente solo está el Conservatorio. No hay proyectos, por ejemplo, orquestales. No hay una temporada lírica como tal. Antes había una banda municipal que, de alguna manera, acercaba la música a la gente y ya no está. Es complicado porque en esos terrenos hay una parte, digamos, de posicionamiento por parte de los políticos que puede influir favorable o desfavorablemente en que haya más actividad cultural en una ciudad. Al mundo de la música, en términos empresariales, es difícil encontrarle un rédito económico, pero ahí está realmente también parte de las ideologías y de las aspiraciones que tenga cada uno como persona. Al final una sociedad sin arte es una sociedad deshumanizada, una sociedad en la que no se valora la belleza. Nos estamos perdiendo una parte del mundo absolutamente necesaria.
P. Caballé y Mercury formaron un dúo que llamó la atención. ¿Con quién le gustaría formar un dúo fuera del campo de la lírica?
R.Qué difícil. Supongo que me inclinaría más por explorar otro tipo de colaboración, algo con teatro o cine. Tengo en el fondo una especie de vocación de actriz un poco frustrada, porque al final el canto tiene mucho también de actoral. Me encantaría hacer como María Callas, que hizo Medea con Pasolini.
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