Carlos Vence: “El Concello de Ourense ha hecho del Casco Vello una discoteca al aire libre ”

PTE DE LA AAVV O CIMBORRIO

O Cimborrio, que ha recopilado durante años informes médicos de vecinos, mediciones acústicas y pruebas de la inacción municipal, relata la cronología de un “maltrato” que ha llevado al límite a los residentes.

Carlos Vence, presidente de la asociación vecinal O Cimborrio
Carlos Vence, presidente de la asociación vecinal O Cimborrio | Xesús Fariñas

Carlos Vence, presidente de la asociación de vecinos O Cimborrio, lidera desde hace años la lucha contra el ruido en el Casco Vello. Esta semana, la Fiscalía le dio la razón y denunció al alcalde Jácome y a un técnico por prevaricación omisiva, y a cuatro pubs por delito ambiental. O Cimborrio, que ha recopilado durante años informes médicos de vecinos, mediciones acústicas y pruebas de la inacción municipal, relata la cronología de un “maltrato” que ha llevado al límite a los residentes. Recuerda cómo Armando Ojea, fiel escudero del alcalde Jácome, era un adalid en la lucha contra el ruido y también los ha “abandonado”: “Desde que cerró el local que había debajo de su casa, no me volvió a hablar. No me conoce. Se cruza por la calle y se va para el otro lado”.

Pregunta.¿Cómo afrontan que, por primera vez, la vía penal se abra paso en este conflicto?

Respuesta.Es un hilo de esperanza para que se le pueda garantizar el derecho al descanso en sus viviendas. Nosotros presentamos una documentación que hemos ido recopilando a lo largo de muchos años porque entendíamos que se daban todas las circunstancias para considerar que aquí había un problema de contaminación acústica, con mediciones independientes e informes periciales que constatan niveles muy por encima de los límites legales. La vía penal es un paso que no deseábamos, porque sabemos a la exposición pública a la que estamos siendo sometidos, pero, por fin, un juez podrá determinar si se han vulnerado derechos fundamentales como la inviolabilidad del domicilio y el derecho a la salud.

P.¿Por qué acudir a la Justicia?

R.Fue el último recurso, no la primera opción. Agotamos todas las vías de diálogo y administrativas. Durante años intentamos por todos los medios conversar y demostrar al Concello el incumplimiento generalizado de la normativa de ruidos. Nuestras quejas fueron sistemáticamente ignoradas. O Cimborrio nació hace años, a raíz de un Entroido que se volvió insostenible, después de que un hostelero sacara djs a la calle hasta las siete de la mañana. Los veincos entonces dijeron basta. El primer contacto fue ir a Urbanismo para alertar de que dos locales con licencia de bar actuaban como pubs. La respuesta textual que recibimos fue: “Yo solo atiendo resoluciones judiciales”. Esa declaración nos señaló el único camino que, según ellos, era válido. Curiosamente, tres meses después, firmaron dos providencias y cerraron esos locales. Reconocieron que se habían equivocado. Pero la situación sigue. Hemos visto evidencias claras de negligencia. Vimos la inacción ante las pruebas que aportamos; la promoción de más ruido por parte del Concello; y, lo más grave, la inutilización de los sonómetros. Para conocer los niveles reales de ruido, el Concello instaló en 2006 unos sonómetros en el casco histórico, que costaron 170.000 euros, y están inutilizados.

P. ¿Con Jácome hay diálogo?

R.Nos hemos reunido con Jácome. Le explicamos que en otros sitios se estaban corrigiendo estos problemas... pero no colaboró absolutamente nada. Es más, el Concello ha promocionado activamente la conversión del casco histórico en una “discoteca al aire libre”, poniendo orquestas en la Plaza Mayor sin control de decibelios. La gente oye 108 decibelios y dice ‘entre 90 y 108 no hay nada’. Pero la gente no sabe que cada 3 decibelios se duplica la presión acústica. De 90 a 108, estás duplicando la presión sonora continuamente. El técnico de ruidos nos llegó a decir que el Concello no tenía la obligación de vigilar, que concedían la licencia y que el problema era de los locales. Les obligamos a auditar los limitadores de sonido y se revisaron 27 locales. Ninguno cumplía: o estaban rotos, o estropeados, o le faltaban cables. Los informes de la policía eran clamorosos, entraban y veían los cables del limitador sueltos. Pero los informes del técnico no eran concluyentes, así que el jurídico no tenía dónde agarrarse. Había un local que llevaba desde 2006, ¡diecisiete años!, sin el limitador conectado. Y no pasa nada. Le pedí al técnico que nos diera información de locales que no auditó y me contestó: ‘Es que no sé dónde quedan’.

P.Fiscalía se centra en cuatro locales, pero ustedes dicen que la ilegalidad es generalizada.

R.Hay locales con licencia de cafetería que no pueden tener actividades musicales y operan como pubs. El Concello lo sabe y no hace nada. Si los sancionaran con 3.000 euros, y a la siguiente con 4.000, el dueño diría “me voy a dedicar a lo mío y me dejo de tonterías”. Pero no lo hacen. Hay locales que no tienen ventilación, ni ventanas, ni accesibilidad. No conseguirían un título habilitante ni para vivir.

P.La fiscal pide llamar a declarar a 17 vecinos. ¿Qué tipo de daños sufren?

R.La contaminación acústica va más allá de la simple molestia: genera estrés crónico, ansiedad, trastornos del sueño y problemas cardiovasculare. Es la segunda causa de problemas de salud derivados de la contaminación ambiental en Europa, solo superada por la del aire. No es una percepción, es una agresión física y psicológica que te condiciona la vida, te hace discutir con tu pareja o llegar estresado al trabajo porque no has dormido.

P.¿Llegaron a situaciones límite?

R.El veneno ya lo hemos bebido. Ahora necesitamos desintoxicación. Las víctimas toman Tranquimazin o se marchan de casa… Pero aquí hemos vivido el extremo de volverse tan agresivo que bajas a la calle con cerca de 70 años, con dos cuchillos, uno tú y otro tu mujer, y acuchillas a un hostelero. Eso pasó aquí. Los vecinos están en la cárcel, pero esto no es un orgullo para nadie. Es lo que tenemos que evitar.

P.¿Cuánta gente se ha ido?

R.Nos consta que 14 familias que eran participantes de la asociación se han marchado. Han tirado la toalla tras años de lucha e incluso han tenido que malvender sus pisos porque la situación era insoportable.

P. Hay quien dice que el casco viejo siempre fue zona de pubs y que quien vive allí ya lo sabía.

R.Las reglas son para todos. Aquí lo que sobran son leyes, pero adolecemos de su falta de cumplimiento. El problema es que tenemos locales con licencias de principios del siglo XX, de cuando eran tabernas con suelo de tierra, y ahora les meten tecnología del siglo XXI y ponen a vibrar edificios enteros. Y el Concello no hizo nada por regularlo.

P.¿Es posible la convivencia entre ocio nocturno y descanso?

R. Es que eso de la “convivencia” es la palabra comodín que usan los políticos para no hacer nada. Solo pedimos que se cumplan las normas que ya están escritas: puertas y ventanas cerradas; cumplimiento estricto de los horarios. La música no puede salir a la calle. En las Zonas Acústicamente Saturadas, la propia Xunta permite en su ordenanza de horarios adelantar el cierre dos horas. Pero el Concello solo usa esa norma para ampliarles el horario en las fiestas, no para restringirlo.

P.¿Buscan cerrar todos los pubs?

R.Los que no cumplen, sí. Se permite operar a negocios que no reúnen las condiciones.Ellos hacen dinero a cambio de nuestra salud. Y no estamos dispuestos. Tenemos dos soluciones: o luchamos y buscamos justicia, o nos vamos y perdemos el valor patrimonial de nuestras viviendas. Hay bares que ejercen de pubs. Tenemos informes en contra de la Policía y del técnico de ruido, pero los del técnico no son concluyentes. A uno le prohibieron taxativamente ejercer como pub. ¿Qué hace? Saca las mesas fuera, pone música y convierte el interior en una sala de baile. Lo tenemos grabado. El Concello lo sabe y no lo sanciona. Si se trata de ellos o nosotros, lo tenemos claro. La convivencia es posible, pero no puede basarse en la impunidad y en el sacrificio de otros.

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