La comunidad venezolana de Ourense celebra el Nobel de la Paz 2025

Celanova/Una llamada internacional con el prefijo +47 interrumpió el sueño de María Corina Machado en la madrugada del 10 de octubre: era la voz de Kristian Berg, miembro de la Academia Sueca, para anunciarle que había ganado el Premio Nobel de la Paz 2025.

Machado, estupefacta, agradeció el reconocimiento y aprovechó para dedicarlo a todo el pueblo venezolano, reafirmando que “es el logro de toda una sociedad”.

Un galardón de semejante magnitud reconoce su resistencia para sostener una lucha que se ha prolongado por décadas frente a las vejaciones y las constantes persecuciones por parte de un régimen que la Academia Sueca no duda en calificar de “dictadura”.

El Comité Noruego del Nobel destacó su papel como una “valiente y comprometida defensora de la paz” que mantiene viva la “llama de la democracia en medio de una creciente oscuridad”.

La repercusión de la noticia ha estado en las antípodas: por un lado, el más absoluto silencio oficial en Venezuela, y por otra, la alegría de un pueblo, que se encuentra en un punto de inflexión de su historia.

Este hecho ha tenido un impacto significativo en la comunidad venezolana afincada en Ourense, que ya rebasa los 8.800 miembros. Desde Celanova, Daysi Ramírez, coordinadora de la “Asociación Cantaclaro”, comenta: “Hemos recibido este premio con gran esperanza en medio la coyuntura de cambio que vive Venezuela hoy. Porque le han otorgado el Nobel a una mujer transparente y sacrificada que es ante todo madre de familia, y que lleva muchos años luchando en primera línea contra la injusticia. Este premio puede contribuir mucho a consolidar una transición pacífica a la democracia, porque ya nuestro país no aguanta más”.

Lorenzo González, portavoz de la Asociación Alma Llanera, ubicada en Ourense, reseñó lo que el suceso representa la comunidad: “Esto que ha sucedido está muy bien, pero yo creo que el motivo total de felicidad será cuando se dé el cambio que demandábamos el 28 de julio los venezolanos, mediante el voto. Sí, estamos muy contentos, pero la realidad es que esa esa pobre mujer vive bajo una persecución feroz, y sigue luchando para que se reconozcan los resultados de las elecciones que nos robaron: es un paso importante pero aún queda mucho por hacer y esperar, las cosas no están tan a la vuelta de la esquina como parecen”.

El Nobel de la Paz concedido a una mujer valiente y sensata como Machado, representa una cuchillada -no letal ciertamente-, pero sí un rasguño de consideración que pudiera contribuir al desenlace final de la dictadura chavista. Mientras tanto, se ha hecho justicia.