David Cepo: "Comencé a dedicarme a la comedia a tiempo completo cuando me estrellé en la autopista"

ENTREVISTA

La estrella de la comedia española actúa este viernes 7 de diciembre en el Auditorio Municipal. Nos habla sobre su historia, su manera de ver su trabajo y cómo convive con el éxito.

David Cepo, actor
David Cepo, actor | La Región

David Cepo (Madrid, 1988) es una estrella de la comedia española. Sus vídeos en redes sociales le han servido para vivir un ascenso meteórico. Actuará el viernes 7 de noviembre en el Auditorio Municipal. Nos habla sobre su historia, su manera de ver su trabajo y como convive con el éxito.

Pregunta.Ahora tiene un gran éxito, pero al principio no lo tuvo fácil. Durante muchos años compaginó trabajo y comedia.

Respuesta.Sí, exactamente. Durante unos cinco o seis años. Trabajaba de mozo de almacén, en la plataforma de la construcción, y después en Bricomart.

P.¿Fue complicado?

R.Al principio sí, porque empezaba yendo a sitios donde ni siquiera sabían quién era y además tenía que trabajar. Trabajaba de 7,00 a 15, 00 y, según salía, me iba a Sevilla, Murcia o donde fuera. Eran viajes de dos o tres horas, y muchas veces volvía el mismo día.

P.¿En qué momento decidió dedicarse solo a la comedia?

R.Hubo un punto clave. Fui a actuar a Soria y, al volver, me estrellé en la autopista. Desde ese día decidí intentar actuar solo en Madrid, cerca de casa. Dejé el trabajo que llevaba once años haciendo, con la idea de vivir del paro mientras probaba suerte en la La Chocita del Loro de Madrid. Presenté durante un año entero sin cobrar hasta que por fin me dieron la oportunidad de entrar.

P.¿Y de ahí cómo siguió su camino?

R.Tras cuatro años, el Club de la Comedia. Todo se torció cuando me pusieron en un teatro donde yo ya veía que no iba a vender, pero no me hicieron caso.. A la primera función vinieron 18 personas, todas familiares y amigos. Me cancelaron las demás. Aquello me hundió, pero me impulsó a hacer vídeos. En cuatro meses ya tenía 50.000 seguidores. Además, por ese tiempo mi novia de aquel entonces y yo lo dejamos, volví a casa de mis padres, vendí el sofá y me puse a dormir en una cama en el salón. ¡Era gracioso cuando venían visitas!

P.Después, siguió haciendo la guerra por tu cuenta.

R.Como el Club había cerrado unos meses, alquilé un teatro más pequeño y anuncié tres funciones. Venía de un fracaso pero yo lo vendí como si se fueran agotar enseguida. Y con mis seguidores nuevos conseguí venderlas. A partir de ahí me empezaron a llamar representantes, como mi productora actual, Etiqueta Negra. Empecé en el teatro arlequín de Gran Vía y empezamos a vender muchísimas entradas. Fue una locura.

P.En ese camino también aparece Lucas Centurión, su técnico y road manager.

R.Sí. Lo conocí trabajando en Bricomart durante la pandemia, cuando los teatros estaban cerrados. Él había venido de Argentina y hacía fotos. Le prometí que si algún día me iba bien, lo sacaría de allí. Cuando empecé a hacer cosas se apuntó a saber de que no sabía si iba a poder pagarle en ese momento. Se arriesgó por mi y creyó en esto. Hoy llevamos tres años juntos.

P.Hablemos de su proceso de creación. ¿Cómo escribe sus monólogos?

R.Busco contrastes, choques. Si pido un sándwich y me dan medio, ahí ya hay comedia. Me fijo en esas situaciones absurdas o en enfados cotidianos. Luego investigo un poco sobre el tema y construyo un bloque entero hasta que queda cerrado. No salto a otro tema hasta que ese está bien trabajado.

P.Una clásica. ¿Existen los límites del humor?

R.Sí, existen. Pero depende todo del ambiente que crees. Si el público está contigo y siente que todo se hace desde el cariño, puedes llegar más lejos. Una vez improvisé con un chico ciego que fue el primero en hacer el chiste, dijo que “venía a verme”. Al reírse él mismo, el público se relajó y el límite desapareció. Pero hay que saber hacerlo. No vale cualquiera.

P.¿Cómo elige con quién interactuar en el público?

R.A veces al azar, sobre todo al principio del shoe, pero me fijo mucho en quién se está riendo, Esas personas te dan buen juego.

P.¿Es complicado mantener el control del show con tantas intervenciones?

R.Esto es importante. Divido la sala mentalmente en zonas: derecha, centro, izquierda y arriba. Así todos sienten que estoy pendiente. Mezclo texto e improvisación según el momento. Si hago mucha risa seguida, bajo un poco el ritmo para que el público respire. No improviso por bloques, sino cuando lo siento.

P.¿Y si alguien del público quiere ser demasiado protagonista?

R.Eso pasa. Pero si ocurre es porque la interacción habre la puerta a eso, es culpa nuestra. Lo importante es saber cuándo cortar. Si veo que alguien quiere llamar la atención o está bebido, le corto rápido con humor y sigo. Si no, puede estropear el show muy fácilmente.

P.¿Cuánto ha cambiado tu show con el tiempo?

R.Mucho. Llevo tres años con “No Cruces los Brazos ”y he añadido textos nuevos e improvisaciones distintas. La gente suele venir por los vídeos, pero se sorprenden al ver que hay mucho texto. Eso me gusta, porque el texto lo manejo desde hace muchos años.

P.¿Qué tiene que tener un vídeo para funcionar?

R.En redes no hay el ambiente del teatro, así que hay que ir directo al punto gracioso. Solo subo el fragmento que más risa provocó. Lo que en un teatro hace mucha gracia, en vídeo puede no funcionar. Hay que editar bien y dejar lo esencial.

P.¿Tiene algún ritual antes de salir al escenario?

R.Siempre me echo colonia, me cepillo los dientes y me pongo todo de negro. Me ayuda a destacar los gestos. Y sigo poniéndome nervioso antes de cada función, aunque haya hecho cientos. Me gusta sentir eso, significa que me importa.

P.Se habla de cierta división entre cómicos de vieja escuela y cómicos de internet. ¿Qué opina?

R.Creo que hay que adaptarse. Internet te permite llegar a todo el mundo sin depender de nadie. Respeto a los que no quieren hacerlo, pero subir vídeos te da oportunidades, eso es innegable. Y en el futuro se abrirán puertas nuevas e intentaré estar ahí también.

P.A veces en la intimidad parece que a los cómicos se les exige ser divertidos todo el tiempo. ¿Como es usted?

R.Soy más tranquilo, más vergonzoso. A veces la gente me ve por la calle y se sorprende porque soy serio. No es que lo sea, ¡es que no estoy trabajando!

P.¿Y cómo lleva lo que le paren por la calle?

R.Al principio me chocaba. Me parece raro que alguien se ilusione tanto por mí, pero lo agradezco mucho, de todo corazón. Es bonito ver que tu trabajo hace feliz a la gente.

P.Ha tenido un ascenso meteórico desde muy abajo ¿De qué manera ha gestionado el éxito y el dinero?

R.La verdad, no me obsesiona ni la fama ni el dinero. Lo que más me importa es llenar el teatro y que la gente se lo pase bien. Obviamente ahora tengo más tranquilidad para pagar cosas, pero sigo igual, con mi familia y mis amigos de siempre. Eso es lo importante.

P.Viene a Ourense por primera vez, pero ya ha estado en Galicia varias veces.¿Le gusta el público gallego?

R.Sí, es muy respetuoso y agradecido. Participan mucho, pero escuchan con atención. Esperan a que termines un bloque antes de reaccionar. Son de los públicos más agradables que hay.

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