Domingo, padre de un ourensano con Asperger: “Estoy harto de escuchar que no tiene nada, que es un caprichoso”

DÍA DEL ASPERGER

En un contexto marcado por el Día del Asperger -el 18 de febrero- la asociación Por eles TEA promueve una mayor implicación en la realidad que viven muchas familias ourensanas como la de Domingo Rodríguez, padre de un joven con este síndrome.

Carla Gómez, Laura Rupérez y María Ulloa, de Por eles TEA, junto a Domingo Rodríguez.
Carla Gómez, Laura Rupérez y María Ulloa, de Por eles TEA, junto a Domingo Rodríguez. | Iago Cortón

El 18 de febrero de cada año se conmemora el Día del Asperger. Un síndrome que forma parte del Trastorno del Espectro del Autismo y que -curiosamente- ya no se acepta como término. Quienes fueron denominados como Asperger, entran ahora dentro del Trastorno Autista en grado 1. Un diagnóstico que “continúa aumentando exponencialmente y acostumbra a llegar tarde”, tal y como remarcan desde Por eles TEA, donde trabajan actualmente con 40 jóvenes de entre 4 y 24 años.

Víctor es un joven ourensano que forma parte de los miles de casos gallegos y, tal y como traslada su padre, Domingo Rodríguez, el TEA también llegó a sus vidas con cierta demora. “Las dificultades en las relaciones sociales; la preferencia por interactuar con personas mayores; comportamientos característicos que sorprendían; e intereses hasta cierto punto obsesivos”. Estos fueron los signos que llamaron la atención de Domingo sobre su hijo, que no supo por qué se comportaba de esa forma hasta poco antes de iniciar la Educación Secundaria, cuando -tras visitar a diferentes especialistas- pudo por fin ponerle nombre al síndrome de Víctor.

“Estoy harto de escuchar que mi hijo no tiene nada, que es un caprichoso y un consentido”, admite Domingo

Para Laura Rupérez, terapeuta ocupacional, “desde la sociedad podemos minimizar los ruidos en espacios públicos o señalizar ciertas cosas para que sean más fáciles”. Un esfuerzo que -por el momento- no se cumple, justificándolo bajo el paraguas de ”desconocimiento colectivo”. “Estoy harto de escuchar que mi hijo no tiene nada, que es un caprichoso y un consentido”, reconoce Domingo, quien señala que el TEA se encuentra claramente invisibilizado: “El gran problema es que en una discapacidad física todos tenemos asumido que si alguien va en silla de ruedas hay que poner una rampa, pero en una discapacidad psicológica es más difícil”.

Domingo, padre de Víctor
Domingo, padre de Víctor | Iago Cortón

Psicólogas, terapeutas ocupacionales y apoyo escolar son algunos de los recursos que asociaciones como Por Eles TEA ponen a disposición de los ourensanos ante la insuficiencia de la colaboración escolar o sanitaria que se puede encontrar de manera convencional. “Hay profesores que están muy sensibilizados y otros que ni siquiera tienen ganas; y en las revisiones hospitalarias aplican directamente la expresión visita de médico, lo ven dos minutos y ya”, reconoce Domingo con resignación. Es esta una situación que entidades y padres tratan de reivindicar y de revertir para “poder encajar en una sociedad que por fin entienda qué es el TEA”.

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