El síndrome de Asperger es un trastorno que forma parte del espectro autista, caracterizado por dificultades en la interacción social y en la flexibilidad mental, pero sin comprometer las habilidades lingüísticas o intelectuales.
Aunque en los sistemas de diagnóstico más recientes (como el DSM-5 y el CIE-11), el término “síndrome de Asperger” ha sido reemplazado por “trastorno del espectro autista” (TEA), sigue existiendo para muchos como un término identificado con una experiencia social específica y una sensación de pertenencia.
Características del síndrome de Asperger
Las personas con el síndrome de Asperger pueden presentar varias características que afectan su interacción con el entorno y la forma en que perciben el mundo. Algunas de las características más comunes son las siguientes:
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Dificultad para interpretar la comunicación no verbal: Las personas con Asperger a menudo tienen problemas para comprender gestos, expresiones faciales, tono de voz o cualquier otra forma de comunicación no verbal.
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Habilidades sociales limitadas: Aunque los individuos con Asperger desean relacionarse con los demás, a menudo tienen problemas para comprender las reglas sociales no escritas, como el dar las gracias, saludar o esperar turno en una conversación.
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Dificultad para el lenguaje "social": Les cuesta participar en conversaciones informales o hablar de temas triviales, y suelen hablar de manera muy precisa, a veces utilizando un lenguaje excesivamente formal o técnico, lo que puede ser interpretado como pedante.
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Pensamiento rígido y necesidades de rutina: Las personas con Asperger a menudo se sienten más cómodas siguiendo rutinas estrictas y se sienten perturbadas si hay cambios inesperados en su entorno.
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Intereses restringidos: Una de las características destacadas es su fascinación por temas muy específicos, en los que pueden acumular gran cantidad de información, convirtiéndose en expertos en áreas muy concretas.
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Sensibilidad a estímulos: También pueden ser especialmente sensibles a ciertos estímulos sensoriales, como ruidos, luces brillantes, olores o sabores, los cuales pueden resultarles incómodos o dolorosos.
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Dificultades emocionales: Las personas con Asperger a menudo tienen problemas para identificar o expresar sus propias emociones de manera convencional, lo que puede llevarles a mostrar reacciones que otros consideran inapropiadas.
¿Cómo se detecta el síndrome de Asperger?
El diagnóstico del síndrome de Asperger se realiza a través de un proceso clínico llevado a cabo por profesionales especializados, como psicólogos o psiquiatras.
El diagnóstico no solo tiene en cuenta las características de la persona en cuanto a comunicación, interacción social, emociones y comportamientos repetitivos, sino también la evaluación de sus habilidades cognitivas, su lenguaje y su capacidad de adaptación a las situaciones cotidianas.
¿Cómo ayudar a una persona con síndrome de Asperger?
Apoyar a una persona con Asperger implica comprender su forma particular de interactuar con el mundo. Aquí algunos consejos para ayudar a una persona con este síndrome:
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Empatía: Reflexiona sobre los desafíos que enfrentan las personas con Asperger, especialmente en situaciones sociales que suelen ser complicadas para ellas. Intenta ponerte en su lugar para comprender mejor su perspectiva.
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Uso de un lenguaje claro: Dado que las personas con Asperger pueden tener dificultades con las interpretaciones sociales, es útil utilizar un lenguaje directo y sin ambigüedades. Evita las bromas, metáforas o sarcasmos, ya que pueden no ser comprendidos correctamente.
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Entender sus rutinas y preferencias: Las rutinas proporcionan seguridad a las personas con Asperger. Si bien es importante ser flexible, no hay que intentar cambiar sus hábitos de manera abrupta. Se debe explicar cuidadosamente cualquier alteración que se les proponga.
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Apoyo emocional y social: Ayuda a la persona a comprender sus emociones y las de los demás. Enséñales a reconocer señales emocionales de forma gradual y fomenta su capacidad para expresar lo que sienten.
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Interésate por sus intereses: Es importante conocer y respetar los intereses específicos de la persona con Asperger. Estos intereses pueden convertirse en un medio para facilitar la comunicación y la conexión social.
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Crear un entorno de apoyo: Puedes preguntarle directamente a la persona sobre cómo prefieren que les ayudes y qué les resulta más cómodo. Este enfoque personalizado puede hacer que se sientan más apoyados y comprendidos.