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CALOR EXTREMO
Ourense debe elegir: o más árboles o más muertes por calor al año. El dilema tiene una resolución clara, pero está lejos de aplicarse en una urbe donde el hormigón no para de comer terreno a las zonas verdes.
Según un estudio elaborado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), mejorar la distribución y aumentar la superficie de los espacios verdes podría prevenir 19 decesos prematuros cada año en la ciudad.
Estos fallecimientos están por debajo de la edad promedio de la población y ocurren como consecuencia de enfermedades respiratorias o de otro tipo que pueden desarrollarse o empeorar por elementos ambientales que se podrían modificar, como la contaminación del aire y la exposición al calor, tan pronunciada en Ourense durante el verano. Según el citado estudio, el 43% de la población ourensana vive en zonas que se encuentran por debajo del índice de vegetación recomendado para la salud.
En esta investigación, en la que se recogen los datos de más de 1.000 ciudades europeas, también se detallan los resultados de las otras urbes gallegas. Ourense se sitúa por detrás de A Coruña (93), Vigo (61), Ferrol (23), Lugo (22), y por delante Pontevedra (12) y Santiago (6), en número de muertes prematuras.
Esto no es nada nuevo para el Concello de Ourense. A finales del pasado año, un informe realizado por la consultora Pwacs y encargado por el propio gobierno local, ya destapó muchas de las carencias de la ciudad en materia climática.
Según el citado informe, el efecto isla de calor que castiga a la urbe por su configuración geográfica y su ubicación a orillas del Miño es todavía más acusado en dos de las zonas más densamente pobladas como son el centro urbano y el barrio de A Ponte. Es precisamente en estas zonas donde más predomina el ladrillo sobre los árboles y, por lo tanto, donde se registran los picos de temperatura más altos durante la época estival, con hasta 42,5 grados, mientras que en enclaves del perímetro rural de la urbe con amplias zonas de vegetación las temperaturas caen prácticamente a la mitad.
El documento recoge que la mayor parte de las zonas verdes de la urbe se concentran los márgenes del río Miño, por lo que es acuciante dotar a barrios como el centro, el casco histórico, As Lagoas o San Francisco de más parques o jardines. Y es que cerca de la mitad de la población no tiene acceso a una zona verde a menos de 5 minutos, tal y como recomienda la OMS.
El Concello de Ourense busca quien le pague esta fiesta. Y es que una de las grandes promesas de Gonzalo Pérez Jácome para esta legislatura fue la de plantar al menos 10.000 árboles en las calles y parques de la ciudad. Promesa que no ha pasado del papel y que requerirá de financiación autonómica.
El propio informe elaborado por Pwacs prevé una inversión de entre ocho y diez millones de euros si se quieren plantar los 15.400 los árboles necesarios para mitigar el efecto isla de calor y cumplir mínimamente los estandares de salud.
En la última reunión mantenida a principios de abril entre Concello y Consellería de Medio Ambiente, el gobierno gallego ofreció la posibilidad de poner en marcha un proyecto que supondría una inversión de 450.000 euros. Este consistiría en la elaboración de un mapa de islas de calor y de refugios climáticos por parte de la Universidad de Vigo para que, posteriormente, la Administración autonómica y la local colaborarán para diseñar el proyecto definitivo.
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