Lieng Yeng Morales, Asia en la sangre, corazón cubano, residencia europea

LA NUEVA OURENSANÍA

En la ciudad desde hace un par de años, Lieng Yeng Morales es una joven cubana que deja atrás su tierra para crear nuevas raíces en Europa. La Habana ofrece hoy un futuro incierto, de Ourense se queda con su seguridad, su civismo y su orden.

Miriam Blanco y Marta Vázquez

Publicado: 26 mar 2025 - 05:30

Entrevista a Lieng Yeng Morales | La Región

Con raíces de tres continentes, Lieng Yeng Morales Columbié se afinca en el nuestro, y consecuentemente incorpora en su cultura un cuarto. “El abuelo de mi papá era chino”, revela, de ahí su particular nombre que contrasta con su físico, mezcla afroamericana. “Mi abuela paterna practica Taichí con los viejecitos en los parques”, comenta como dato curioso. La popular actividad asiática es de lo último que se espera una ver en Cuba, tierra de movimientos como el mambo, el guaguancó u otros ritmos más sincopados.

Lieng Yeng Morales
Lieng Yeng Morales

“Mi madre es mulata”, aclara más sobre sus orígenes, si no fuera porque la vimos con una amiga de cháchara nunca habríamos dicho que es de La Habana. Lieng Yeng ríe nuestras ignorancias, su amiga al lado le reafirma la nacionalidad. “Ella es cubana cubana”, apunta. “Concretamente de Arroyo Naranjo, es como un campito”, añade Lieng, y describe una zona a las afueras de la gran urbe de la isla. “Tampoco es tan para el monte, como una zona rural aquí pero esto es más civilizado, más limpio, más organizado….”, concluye.

Allá vivía con su madre, el marido de ella y su hermano, a los que dejó para seguir a su pareja. “Mi mamá hace uñas en la casa, allá es muy común, en todas las casas hay una manicurista”, explica. Y nos enseña Lieng Yeng unos garfios de quitar el hipo. “Me los hizo ella”, comenta, alternan esas manos circonitas en el anular, con el resto de dedos en azul almirante. Acaba de estar en su país de vacaciones unos diez días, no pisaba su patria desde hacía dos años. “Tenía muchísimos deseos de ir allá pero la situación está muy complicada”, añade.

Cónyuge a distancia

Respecto su pareja anuncia que se casó a los diecinueve años. “Fue la única vía para poder venir”, comenta. De ahí tuvo que esperar a que su marido pusiese en orden sus documentos aquí, a ella le denegaron la residencia en dos ocasiones. “Mi esposo vino en 2019 con su madre, tiene ciudadanía española”, aclara. “Nosotros estudiamos juntos ya la secundaria, nos conocemos desde los doce años”, puntualiza. Cinco años pasaron de realación a distancia. ¡Eso es amor!, le decimos, “bueno…”, se ríe Lieng Yeng, y se sobreentiende que la vida, un poco sin quererlo, se abre paso.

Lieng Yeng Morales
Lieng Yeng Morales

Diplomada en enfermería trabajó un tiempo pero lo acabó dejando. “Enfermaba mucho, me contagiaba de todos los virus”, comenta, así que tan tranquila despachó lo de los cuidados hospitalarios y se decantó por desempeñarse como cajera de supermercado. “Me encanta, el movimiento, la gente… es lo mío”, asegura. Y detalla que en su país lo del mercadeo es otra cosa, no suena a simplemente gastar cuartos, sino a momento distendido y ritual social.

Deseos en el limbo

“De aquí me gusta la seguridad, pero obviamente echo muchísimo a mi familia”, explica. Expresa Lieng Yeng un deseo que ella misma ve imposible, a medida que habla. “Poder traerlos pero no depende de mí, aunque mi mamá en realidad tiene miedo a viajar en avión, y yo volver… eso está imposible”, pone voz a pensamientos según le van surgiendo. ¡Por qué no ilusionarse Lieng Yeng, las grandes consultas se hacen con la almohada, y qué mejor compañera de sueños que (aparte de ese marido) el cojín de la cama!

Le encanta hacer Tik Tok a esta mujer que por otro lado se reconoce un poco huraña. “Yo soy muy antisocial”, se ríe, “de pocas amistades”, añade. No obstante un encuentro tuvo sorprendente en esta tierra al cruzarse con una vecina de Arroyo Naranjo. “Era mi clienta”, explica sobre la compradora que pasó a confidente. Ourense epicentro de encuentros caribeños, que se lo digan al Centro Comercial en horario de media mañana.

Se despide Lieng Yeng con una sonrisa tímida, contenta de la experiencia, un poco ruborizada. Su amiga le señala su melena de rizo perfecto, con humedad de recién duchada. “Este cabello sí es cubano”, opina, las dos ríen joviales. ¡Hasta el pelo tiene morriña de las Antillas! Vuelve de sus vacaciones Lieng Yeng melancólica, pero de algún modo también animada.

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