Una limpiadora dice que abrió el Concello de Verín a unos ladrones por miedo

La limpiadora del Concello de Verín ayudó en un robo: “Me amenazaron”. El asalto perpetrado por cuatro hombres en busca de 100 mil euros se frustró por un chivatazo

María Luisa V.G., en el juicio celebrado en el Penal 1 ayer.
María Luisa V.G., en el juicio celebrado en el Penal 1 ayer.

María Luisa V.G. conoció a Carlos D.L.P. S. en una App de citas. Se vieron dos veces en un hotel de Madrid, lugar donde vive él, y una última en Verín. Aquí todo se desmadró tras una rocambolesca noche con mucho conflicto y poco amor.

Asegura que Carlos se presentó en la villa del Támega sin previo aviso, en la noche del 16 de junio de 2021, y le propuso que se vieran en las inmediaciones del Ayuntamiento. Al estacionar se dio cuenta de que no se trataba de una cita romántica ya que él y otro hombre al que no pudo ver la cara se subieron a su coche y la obligaron a que les entregase las llaves del consistorio, el edificio administrativo que limpiaba, según su versión. “Se las di porque estaba muerta de miedo porque me amenazaron y temía por mi hijo”, aseguró.

El ligue dice que ella miente “para salir airosa” del asunto. “Nadie va a una cita con las llaves del trabajo”

La Guardia Civil, que había recibido un chivatazo, merodeaba por la Plaza del Concello. Cuando los malhechores ya habían revuelto los cajones de las mesas de oficina de la planta baja, además de realizar un boquete de 20 centímetros en la caja fuerte, los agentes se hicieron notar con las luces del vehículo.

Los otros tres acusados junto a una de las abogadas, desde Madrid.
Los otros tres acusados junto a una de las abogadas, desde Madrid.

Dos de los cuatro asaltantes fueron detenidos nada más salir del inmueble: Amador M.Q. y Pedro Pablo F.A. Los otros dos escaparon. La Guardia Civil llegó hasta Carlos por las manifestaciones de la trabajadora municipal mientras que el cuarto ladrón, según el fiscal, no pudo ser identificado.

Un plan fraguado en el bar

Los abogados de los inculpados cuestionaron la filtración: un hombre escuchó en el bar que alguien estaba organizando un robo en el consistorio, donde podría haber cerca de 100 mil euros. Acudió a la Policía Local para contarlo y los agentes municipales, a su vez, pusieron el asunto en manos del Instituto Armado. El soplón dio un nombre y un teléfono, pero, según los letrados, no eran reales.

Carlos no admite la tentativa de robo con fuerza, porque, según dijo, tan siquiera estuvo en Verín. Pedro Pablo basó su defensa en los problemas con las drogas (es cocainómano desde que era menor) y resaltó que para consumir debe cometer hechos delictivos. Amador solo admitió que se desplazó desde Madrid a Verín por cuestiones sentimentales. “Conocí a una chica por internet y nos citamos en la zona del Ayuntamiento”, aseguró a preguntas de su abogada.

Carlos negó que hubiera estado en Verín así como que conociese al resto de inculpados (salvo a María Luisa a la que solo vio dos veces pero en Madrid).

La mujer verinense fue la única que admite parte de culpa al entregar la llave al hombre con el que tenía una relación afectiva y su acompañante, pero por miedo a que le hicieran daño a su hijo. De hecho, su letrado pide la absolución en base a “una eximente completa por miedo insuperable”.

El abogado de Carlos la tachó de mentirosa: “Miente descaradamente para exculparse y salir airosa de este procedimiento”, aseguró, e ironizó con el hecho de que nadie lleve a una cita amorosa las llaves del trabajo.

Las defensas en caso de condena invocaron atenuantes como las dilaciones indebidas y la drogodependencia en el caso de Pedro Pablo.

Por su parte, el fiscal reclamó 11 meses y 21 días de prisión para todos, los que entraron y la que no llegó a acceder al interior.

Solo María Luisa tomó la palabra al término del juicio: “Si hubiera participado habría hecho una copia de la llave; sigo teniendo miedo y ya sufrí un infarto y estuve dos años a tratamiento psicológico por esto”.

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