Una maleta ante la guerra por el Día del Refugiado en Ourense

Este viernes se celebró el Día de las Personas Refugiadas y, con motivo de ello, la asociación Provivienda organizó en los jardines del Padre Feijóo de Ourense una actividad con el objetivo de sensibilizar a la ciudadanía y que sea consciente de los desafíos a los que se enfrentan los refugiados y la resiliencia que muestran.

Para ello, a los viandantes les propusieron un desafío: les proporcionaron una maleta y les preguntaron con qué objetos la llenarían si tuvieran solo un minuto y medio y estuviesen en un hipotético escenario en el que haya que huir debido a un conflicto bélico.

“Sirve para hacer reflexionar sobre que a veces metemos en la maleta un montón de cosas que a lo mejor cuando llegas a otro país no te hacen falta y te olvidas de un título universitario o un carné de conducir”, contó Pili Nogueiras, trabajadora social de Provivienda. Muchos de los participantes llegaron a la conclusión que muchas de las cosas que les gustaría llevarse no son materiales, como el olor de la cocina de su casa.

Bajo la mirada de refugiados

Esta actividad se llevó a cabo ante la atenta mirada de personas refugiadas, que se vieron obligadas a abandonar su país por diferentes razones. Entre ellos estaba M.- prefiere no dar su nombre-, quien llegó hace un año y medio a España y desde hace cinco meses vive en Ourense. “Abandoné Gambia para tener una vida segura”, explica.

Lo mejor de su país, señala, es la comida tradicional, aunque afirma que las viandas de la provincia también son deliciosas. Al principio le costó adaptarse debido al frío, pero su cuerpo ya se acostumbró al clima. Actualmente, está aprendiendo español y formándose en carrocería.

También estuvo presente S.T.B. Su historia está llena de dificultades y ante las que siempre demostró una gran capacidad de lucha. Llegó hace un año y cinco meses a Tenerife desde Mali a bordo de una patera huyendo del conflicto bélico que sacude a su país y dejando atrás a su familia. Tras su paso por el territorio insular viajó a Madrid, de ahí a Cádiz y posteriormente llegó a Ourense.

Su experiencia en España la define como “buena” y confiesa que le encanta la cultura y la manera de vivir. De su país de origen, destaca como lo más bonito su propio pueblo. Su sueño es poder volver a su país si se resuelve la situación y, si eso no pasa, poder traer a su familia y vivir junto a ella en España. Desde su llegada ha hecho numerosos cursos -fontanería, carretilla o grúa- en busca de lograr trabajo.

“Nosotros celebramos todos los años el 20 de junio para alzar la voz en reconocimiento a los millones de personas que se ven obligadas a huir de sus hogares por conflictos, persecuciones o crisis humanitarias”, explica Nogueiras.