María Fernández, científica ourensana: “La brecha de género se está minimizando cada vez más”
IGUALDAD DE OPORTUNIDADES
La ourensana María Fernández es científica por vocación y años de estudio, una profesión que la Diputación quiere reconocer a través de su campaña “8M, mes a mes”.
La ourensana María Fernández se formó en Ingeniería Técnica Agrícola y Ciencia y Tecnología de los Alimentos por la Universidad de Vigo -en el Campus Auga- y se viste hoy de referente en la campaña de la Diputación de Ourense, “8M, mes a mes”, con la que la institución busca romper el techo de cristal.
Bajo la premisa de “Mulleres conCiencia”, las jornadas de febrero pretenden dar visibilidad a las mujeres científicas de la provincia, coincidiendo el próximo martes 11 con el Día Internacional de las Mujeres y Niñas en la Ciencia.
María Fernández es una de esas mujeres que actúa en representación de quienes fueron invisibilizadas en otro tiempo, formándose en una profesión anteriormente masculinizada en la que las mujeres eran prácticamente inexistentes. Pero el trabajo que referentes como la ourensana hacen día a día permite crear ahora una nueva tendencia en la que las niñas puedan verse reflejadas y se animen a dar el paso de estudiar -por ejemplo- una ingeniería.
“Yo animo a todas las chicas a que sean ingenieras. Es la única forma de avanzar para que todos seamos iguales”
“Cuando yo estudié era una cosa de chicos, éramos muy poquitas las que escogíamos estas carreras de ciencias”. Recuerda Fernández los primeros años en los que se empezaban a ver mujeres por las universidades de las famosas carreras STEAM, esas que se centran en disciplinas relacionadas con la Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas.
A María la vocación le viene de familia, aunque a ella le llamaba más el campo y sectores como el de la agricultura y la viticultura. “Sí que es verdad que cuando iba a dar conferencias con los agricultores de avanzada edad, como te veían tan joven, tampoco te tomaban mucho en serio”, reconoce la científica, quien ve ahora con orgullo como empiezan a tumbarse todos los estereotipos vinculados tanto al género como a la edad.
Lo que en su momento fue un contexto dominado por los hombres, se encuentra actualmente en un proceso de cambio que permite contar con una presencia femenina en espacios anteriormente impensables: “Este año tenemos un curso de ingeniería de 30 alumnos y casi la mitad son mujeres. Esto es un indicativo de que cada vez la brecha de género se está minimizando más”. Una tendencia al alza en la que ese “casi” busca romper los clichés asociados a las carreras científicas para convertirse en algo más normal.
Efecto Matilda
Para María, todos estos pequeños progresos son una muestra de cómo la sociedad evoluciona positivamente dejando a un lado obstáculos como el famoso “Efecto Matilda”, un sesgo de género en la ciencia que hace referencia a la injusticia de negar o minimizar los logros de las mujeres científicas, cuyos trabajos en otro tiempo se atribuían a compañeros masculinos que podían ser sus maridos, hermanos u otros científicos. Margarita Salas o Rosalind Franklin vivieron esta invisibilización bajo el yugo de un sistema que las oprimió hasta el olvido.
Y es por eso que hoy mirarían orgullosas a científicas como María Fernández, que anima a las que todavía son niñas, para que se atrevan a dar el paso de estudiar aquello que les guste, independientemente de prejuicios absurdos: “Cuando vamos a dar charlas a institutos, yo animo a todas las chicas a que sean ingenieras. ¿Por qué no? Es la única forma de avanzar hacia el camino que tiene que ser, en el que seamos todos iguales de verdad”.
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