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DESCONTROL DEL OCIO NOCTURNO
Ruido, peleas y montones de basura. Esa es la realidad que vive la comunidad de propietarios de tres edificios de Valle Inclán desde la reapertura de la discoteca Desorden -antigua Macao-, el pasado sábado 25 de octubre. Desde entonces, las noches se han convertido en una pesadilla para los vecinos de la zona. Alertan de un exceso de ruido, procedente de los equipos de sonido del local, así como de peleas entre asistentes, gritos, consumo de alcohol en la vía pública y lanzamiento de residuos, que han hecho necesaria la intervención de varias patrullas policiales.
Este fin de semana, con la celebración de Halloween, el jaleo se superó. A primera hora de la mañana, algunos vecinos se encontraron restos de sangre en su portal, consecuencia de algún altercado que acabó en golpes. El rastro de basura y orines hicieron necesaria un amplio despliegue de los servicios de limpieza en la zona.
Además, el horario de la discoteca se prolongó hasta las 8:30 horas de la mañana. Varios residentes también han advertido de la posible presencia de menores de edad en el interior del local, lo que podría supener un incumplimiento de la normativa en materia de acceso y protección de menores.
A fin de poner remedio a dicha situación, los vecinos han presentado un escrito ante Concello, Subdelegación del Gobierno y Xunta de Galicia, para dar cuenta de las “molestias y la afectación a la convivencia provocada por la actividad de la discoteca”. En él, exponen los hechos y solicitan que se verifique “la adecuación del establecimiento a la normativa vigente en materia de ruidos, actividades recreativas, control de acceso y condiciones de seguridad”, se garantice “la protección de la convivencia y la seguridad ciudadana”, además de prevenir “la repetición de incidentes, peleas y alteraciones que perturban gravemente el descanso y bienestar de los residentes”.
Los vecinos ya habían alertado de que esta situación podía producirse y llegaron incluso a solicitar la suspensión cautelar urgente de la apertura del local de ocio nocturno. Con todo, la discoteca retomó su actividad después de que el Concello retirase la medida cautelar que mantenía suspendida la actividad desde el 2019, a raíz de unas obras ilegales y la polémica por una fiesta de fin de año con menores.
En este sentido, se reactivó el permiso original de este establecimiento otorgado en junio de 1982, algo que los residentes de la zona consideran “inasumible”. Y es que entonces la normativa en materia de insonorización y las medidas de accesibilidad para personas con movilidad reducida no tenían los mismos niveles que hoy en día.
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