La mitad de concellos de la provincia de Ourense tiene un Bien de Interés Cultural

La sociedad gallega y especialmente la ourensana celebra la reciente inclusión del Entroido en el catálogo de Bienes de Interés Cultural (BIC) de Galicia. La comunidad autónoma cuenta con 784 bienes catalogados, de los que 78 están en Ourense. Un patrimonio que en realidad es todavía mucho mayor, ya que en esta figura no se incluyen elementos como cruceiros, hórreos y escudos anteriores a 1901, ni los petroglifos que tengan la consideración de arte rupestre. Una dimensión que hace muy difícil poder actuar sobre todos esos bienes. El primer Bien de Interés Cultural de Ourense en la lista fue la iglesia de Santa Comba de Bande, el 11 de agosto de 1921. Mientras que, la zona arqueológica de Castromao, en Celanova, fue la última ourensana en ser declarada BIC, en noviembre del 2019.

En la provincia, un total de 42 concellos -más de la mitad- dispone, al menos, de un elemento en esta codiciada lista que aporta valor y prestigio al patrimonio ourensano. Sin embargo, esta catalogación no garantiza el cuidado y la conservación, como demuestra el estado de algunos de estos bienes.

Monasterios, torres, iglesias, castillos, puentes… e incluso cementerios tienen su hueco en el catálogo de BIC ourensanos. La ciudad es el municipio con más bienes, con un total de 12. Le sigue (Ribadavia) Allariz (5) y Celanova (5). Con todo, la mitad de concellos del ranking disponen de solo un Bien de Interés Cultural catalogado en su municipio, lo que en la práctica debería facilitar su atención.

Falta de cuidado

La situación se torna preocupante cuando los BIC pasan a formar parte de otro ranking menos amable y prestigioso: a Lista Roja de Hispania Nostra, la entidad que informa del abandono patrimonial repartido por toda España y que sirve como herramienta de “presión” a los propietarios de bienes (públicos y privados) para actuar y corregir la desatención. A día de hoy, un total de tres Bienes de Interés Cultural ourensanos están incluidos en esa “Lista Roja”: La Torre de Torán, la Torre de Sande y el Monasterio de Melón.

En el caso de la Torre de Torán, situada en Taboadela, el Concello está pendiente de aprobar los presupuestos de 2025 con el objetivo de adquirir su propiedad y tratar de recuperar al máximo su esplendor. Situación similar vive el Monasterio de Melón, en el que el Concello proyecta un albergue turístico y una sala multiusos, que permitirían al mismo tiempo, que el monumento declarado BIC pueda ser visitado de nuevo

Situación diferente vive la Torre de Sande, en Cartelle. De propiedad privada, su situación actual es de desamparo. Aunque parte de sus muros se mantienen en pie, cuenta con importantes grietas que hacen peligrar su existencia. Lleva desde 2020 formando parte de la “Lista Roja”.