La mitad de todos los muertos en las calzadas ourensanas ya son peatones

12 MUERTES

La provincia registró 12 víctimas mortales entre enero y octubre, seis eran viandantes con edades entre 78 y 89 años

El último atropello ocurrió el 15 de octubre a las 21,13 horas y la víctima arrollada tenía 81 años.
El último atropello ocurrió el 15 de octubre a las 21,13 horas y la víctima arrollada tenía 81 años.

La provincia de Ourense vive un año negro para los peatones. Las carreteras ourensanas ya se han cobrado 12 vidas en otros tantos siniestros mortales, además de tres heridos, una cifra que destapa una alarmante polarización de la mortalidad. Los datos son demoledores: la mitad de todos los fallecidos, seis víctimas, eran peatones.

El análisis de estos atropellos mortales revela un perfil definido: el 100% de los viandantes fallecidos eran personas de edad avanzada, entre los 78 y los 89 años.

Estos atropellos mortales evidencian la vulnerabilidad extrema de este colectivo en todos los entornos. Cinco de las muertes ocurrieron en vías interurbanas, como la N-525 (en Allariz), la OU-540 (en Verea), además de otro en Porqueira (OU-P-0000) y Sandiás (OU-531). El último caso, una mujer de 81 años en Xinzo de Limia, fue arrollada de noche en un tramo recto, sin iluminación artificial en la N-525 y con límite de 90 kilómetro/hora. Por último, el único que tuvo lugar en un escenario urbano sucedió en Verín, frente al hospital.

La visibilidad resulta un factor crítico, ya que cuatro de los seis arrollamientos mortales se produjeron en condiciones de oscuridad (noche o amanecer), aunque dos de ellos ocurrieron a plena luz del día, lo que apunta también a distracciones de los conductores como ocurrió en el de Porqueira (una panadera al dar marcha atrás). “Prácticamente, todas las víctimas son personas mayores, que iban vestidas de oscuro, e inclusos víctimas que sufrían algún tipo con demencia”, explica el jefe del Subsector de Tráfico de Ourense, Javier Barja, quien hace hincapié en la realidad demográfica de la provincia, “la más envejecida de España”. También añade que hay mucha costumbre entre las personas de edad de cruzar de forma indebida, lo que resulta complicado de revertir por ser hábitos adquiridos. Sin olvidar, tal como matiza, los atropellos atribuidos a imprudencias de los conductores y que están siendo investigados por homicidio imprudente (tres este año).

Desde la Jefatura Provincial de Tráfico, David Llorente, confirma que ante el incremento de atropellos con víctimas ya han contacto con centros sociales de las villas y la agrupación Miño (reúne a una veintena de asociaciones vecinales de la periferia rural) para intensificar las charlas de prevención y el reparto de chalecos reflectantes.

Motoristas

La otra mitad de la mortalidad vial, los seis fallecidos que viajaban en vehículos, dibuja el segundo gran drama de la provincia: el riesgo de las dos ruedas. Tres de esas seis víctimas (la mitad de este grupo) conducían motocicletas de alta cilindrada o un quad. En este grupo de ocupantes, las causas principales de los siniestros mortales, en su mayoría salidas de vía, son la “conducción distraída o desatenta” y la “velocidad inadecuada”, según consta en los informes oficiales.

El balance total del año refleja 10 muertes a 24 horas en vías interurbanas y dos en tramos puramente urbanos (una colisión en la ciudad y el atropello de Verín), dibujando un 2025 que se ceba trágicamente con los dos extremos más vulnerables de la movilidad: los peatones más mayores y los motoristas.

A falta de dos meses para acabar el año, especialmente complicados por el mal tiempo y las menos horas de luz, el número de fallecidos se acerca al total del pasado año (14).

La regla de oro: “Un chaleco reflectante para hacerse ver y ser visto”

El perfil de la persona susceptible de sufrir un atropello en vía interurbana se corresponde “con el de una persona de edad avanzada con las facultades físicas mermadas o limitadas tanto el sentido visual, auditivo como de movilidad y con la mala costumbre de pasear en horas nocturnas y sin ser consciente de la regla de oro de la seguridad vial: hacerse ver y ser visto, utilizando un elemento luminoso con una prenda reflectante como son los chalecos”, tal como explica el técnico de Educación Vial Benito Benny Bouzada, quien imparte charlas de seguridad vial en colaboración con la DGT.

Asegura que las personas que superan los 80 años, por sus limitaciones, son un grupo de riesgo por su proceso de envejecimiento, por eso resalta la importancia de las acciones formativas “para dar a conocer esos factores de riesgo en un colectivo tan vulnerable”.

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