Un verano negro, 76 muertes por calor en Ourense

balance estremecedor

Este dato constituye un récord desde que hay registros, superando con creces a 2022

Un tarde calurosa de este verano en Ourense
Un tarde calurosa de este verano en Ourense

El verano más mortífero del que se tiene constancia en la provincia de Ourense se cierra con un balance estremecedor: 76 fallecimientos directamente vinculados a las altas temperaturas. El dato procede del sistema MoMo del Instituto de Salud Carlos III, encargado de monitorizar la mortalidad diaria por todas las causas en España. La cifra no solo constituye un récord absoluto desde que existen registros, superando con amplitud los peores veranos conocidos hasta la fecha y planteando serias dudas sobre la capacidad de adaptación de la población a un clima cada vez más extremo.

Ourense se enfrenta, de este modo, a un escenario inédito. Desde que en 2015 comenzaran a recogerse datos, nunca se había alcanzado un número tan elevado de muertes asociadas al calor. El resultado de este 2025 pulveriza cualquier referencia previa y deja en un segundo plano las 54 muertes registradas en 2022, hasta ahora considerado el verano más duro de la historia reciente de la provincia.

El repaso a los veranos anteriores permite dimensionar la gravedad de los datos recogidos en los últimos meses. En los últimos diez años, hay varios ejercicios, como 2015 o 2020 donde apenas se supera la decena de fallecidos y otros como 2017, 2018 o 2023 donde los decesos se sitúan en torno a los 20. Los resultados de este años han sido absolutamente anormales y rompe la tendencia marcada hasta este momento.

Desglose

El desglose temporal de las muertes coincide con los episodios más intensos del verano. 10 de los fallecimientos se registraron en junio, 24 en julio y las 42 restantes en agosto, mes que quedará marcado por una de las olas de calor más duraderas de la historia. Durante ese episodio se rozó el máximo histórico de temperatura en un mes de agosto en la ciudad de Ourense y se vivieron jornadas consecutivas por encima de los 40 grados. A la dureza de las cifras de mortalidad se suman además las consecuencias medioambientales: casi 100.000 hectáreas de monte ardieron en los incendios forestales que arrasaron la provincia, alentados por las altas temperaturas.

La distribución por edades de los fallecimientos revela con claridad los colectivos más vulnerables. De los 76 decesos, 54 corresponden a personas mayores de 85 años, un grupo especialmente expuestos a los golpese de calor y a la deshidratación. Los restantes casos afectan en su mayoría a personas de entre 65 y 84 años, lo que pone de relieve la relación directa entre edad avanzada y mortalidad en contextos de temperaturas extremas.

Este verano de 2025 deja, por lo tanto, una advertencia de importancia respecto a la pérdida de vidas humanas vinculadas con el calor. Es una consecuencia más del aumento general de temperatura y del cambio climático que asola el mundo general y que, en la provincia de Ourense, debido a sus particularidades climáticas, afecta de lleno.

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