Rairiz de Veiga recrea la victoria de los cristianos en la romaría de A Saínza

Moros y Cristianos

La gran batalla de la romería de la Saínza se saldó con la victoria cristiana gracias a la Virgen de la Merced

Los ejércitos cristianos y musulmanes enfrentándose durante la gesta.
Los ejércitos cristianos y musulmanes enfrentándose durante la gesta. | Marcos Atrio

La romería de la Saínza, en Rairiz de Veiga, aúna la advocación a la Virgen de la Merced y la victoria cristiana frente a los musulmanes. La Virgen de la Merced abandonó la iglesia parroquial de Rairiz acompañada de las tropas cristianas -y los representantes institucionales que no quisieron perderse esta cita-, recorriendo el camino que une el templo y O Castelo da Saínza, cuyas inmediaciones se convertirían en el escenario de la batalla.

El “ejército de Cristo” llegó con sus caballos, estandartes y pendones al campo, en el que antes de dar comienzo a la representación se celebró la tradicional eucaristía urbi et orbi, para los centenares de personas allí congregadas.

La situación se torció cuando un grupo de “moros sarracenos” se deslizaron sigilosamente en el territorio cristiano, para robar el estandarte con la imagen de la Virgen, una grave afrenta que los cristianos no dejarán pasar. A pesar de las negociaciones -que no carecían de hostilidad- de los cristianos, el caíd confirmó que si querían recuperar sus tierras, rehenes y estandarte, tendría que ser con “sangre y hierro”.

Tras el encuentro entre los líderes de estos bandos “enchoupados pola relixión”, cada uno de ellos arengó a sus ejércitos, buscando inspirar coraje a sus soldados con un propósito: demostrar que su fe es la verdadera. Gracias a la oratoria de los generales, la motivación de los combatientes los llevó sin miedo a la gesta, que tras un arduo combate bajo los cañones y el denso humo, se saldó con la victoria cristiana gracias a la Virgen de la Merced, que mostró a las tropas el camino a la victoria.

Los cristianos no tardaron en colocar su bandera en la cima del castillo, confirmando la victoria de la Cruz frente a la Medialuna. Así, decidieron quemar el castillo para purificarlo, y con esto, terminó la afrenta.

Los espíritus del pasado abandonaron los cuerpos de los vecinos de Rairiz que tomaron para rememorar nuestra historia, dejando paso a la verbena de la tarde y el cierre de la romería. “De aquí nun ano, ¡que viva a romería da Saínza!”.

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