Esguinces, cortes y picaduras: cómo evitarlos en vacaciones

REACCIONES ALÉRGICAS

Mosquitos, arañas, avispas, abejas e incluso garrapatas pueden causar reacciones alérgicas

Las picaduras de mosquitos pueden provocar irritaciones e infecciones
Las picaduras de mosquitos pueden provocar irritaciones e infecciones

El verano suele estar asociado al descanso, los viajes, la diversión al aire libre y el deporte. Sin embargo, también trae consigo un aumento significativo de accidentes, lesiones y traumatismos, muchos de los cuales pueden empañar lo que deberían ser días de desconexión y bienestar.

Las altas temperaturas, el incremento de la actividad física, el contacto con la naturaleza, el agua y el sol, así como una mayor relajación en las rutinas, hacen que el verano se convierta en una época de alto riesgo para determinados incidentes que, en la mayoría de los casos, son totalmente prevenibles.

Heridas

Los cortes y heridas superficiales se multiplican al andar descalzos en playas, jardines o piscinas, junto con la manipulación de utensilios durante barbacoas, picnics o acampadas, lo que incrementa el riesgo de sufrir lesiones menores en pies y manos. Para evitarlos, lo más eficaz es utilizar calzado adecuado incluso en entornos aparentemente seguros y tener precaución al usar cuchillos, pinchos o cualquier herramienta afilada. Si se produce una herida, se debe limpiar con agua y jabón, desinfectar adecuadamente y cubrir con un apósito. En caso de sangrado persistente o profundidad considerable, es importante acudir a un centro médico.

Ejercicio físico

Otra categoría de lesiones muy habitual son las fracturas, esguinces y luxaciones, que suelen derivarse de la práctica deportiva. En verano se incrementa la actividad física, especialmente en deportes al aire libre como el ciclismo, el senderismo o incluso el skate, lo que conlleva un aumento del riesgo de caídas e impactos. El uso de protecciones adecuadas como cascos, rodilleras y muñequeras, unido a una buena preparación física y al calentamiento previo, reduce notablemente el riesgo de sufrir estos accidentes. En caso de torcedura o dolor agudo tras una caída, lo más recomendable es aplicar hielo, mantener elevada la zona afectada y consultar a un profesional si hay signos de inflamación, hematomas o dificultad para moverse.

Picaduras

Las picaduras de insectos, aunque en apariencia menores, también forman parte del repertorio de incidentes veraniegos. Mosquitos, arañas, avispas, abejas e incluso garrapatas pueden causar reacciones alérgicas o infecciones si no se trata adecuadamente la picadura. La prevención incluye el uso de repelentes, ropa que cubra la piel en áreas de riesgo, mosquiteras por la noche y la revisión del cuerpo tras excursiones por el campo o bosques. Si la picadura provoca una reacción exagerada, especialmente en personas alérgicas, es fundamental actuar con rapidez y, si es necesario, administrar un autoinyector de adrenalina y buscar ayuda médica para evitar mayores consecuencias.

Los ojos están expuestos a diversas agresiones en esta época del año. El cloro de las piscinas, el polvo y la arena, así como la radiación solar, pueden provocar irritaciones, conjuntivitis e incluso lesiones más graves. Para proteger la vista, es recomendable el uso de gafas de natación y gafas de sol con protección contra los rayos UV. Ante cualquier molestia ocular, lo mejor es enjuagar con agua limpia, evitar frotarse y acudir a un especialista si los síntomas persisten.

La alimentación veraniega, más informal y muchas veces improvisada, es otra fuente común de riesgos. Las altas temperaturas favorecen la proliferación de bacterias en alimentos mal conservados, lo que puede derivar en intoxicaciones alimentarias. Estas se manifiestan con síntomas como dolor abdominal, diarrea, náuseas y fiebre, y pueden ser especialmente peligrosas en niños y ancianos. Para prevenirlas, se deben mantener los alimentos refrigerados, evitar el consumo de productos perecederos que hayan estado expuestos al calor, cocinar bien carnes y pescados, y extremar las medidas de higiene en la preparación y manipulación de los alimentos.

Quemaduras

Por último, muchas personas sufren quemaduras por contacto o fricción al exponerse a superficies calientes sin la protección adecuada. Para evitarlo, es aconsejable comprobar la temperatura antes de sentarse o apoyar a un niño, utilizar fundas o toallas en superficies calientes y no andar descalzo en espacios exteriores donde el calor puede acumularse de forma peligrosa.

La prevención es siempre la mejor medicina, y con un poco de atención y sentido común, es posible minimizar los riesgos y maximizar el disfrute.

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