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PAPELES DEL ROCK
El 12 de noviembre en el Palau Sant Jordi de Barcelona, el 13 en el Palacio de Deportes de Murcia, el día 15 en el Bizkaia Arena BEC! de Bilbao, el 16 de noviembre en el Coliseum de A Coruña y el día 18 en el WiZink Center de Madrid serán las fechas en las que Bryan Adams volverá a escenarios españoles en una gira que coincide con el 40 aniversario, que hoy celebramos en estos “Papeles de rock” de la edición el 5 de noviembre de 1984 del que la mayor parte de la crítica, buena parte de sus fans y personalmente quien suscribe estas líneas, considera sin lugar a dudas el mejor álbum de toda su trayectoria y el que le encumbró al mainstream del rock´n´roll: “Reckless”. Un disco que define y caracteriza como pocos el sonido del rock de los años 80 especialmente en América y que cuando se escucha, inevitablemente trae a la memoria una época irrepetible.
Hasta entonces la carrera de Bryan Adams había sido la de la eterna promesa que nunca acababa de dar el salto, el eterno aspirante a llegar a las FM´s estadounidenses y a los anfiteatros, pero simplemente eso, una promesa. Tras un álbum debut homónimo que pasó totalmente desapercibido en 1980, logró algo más de repercusión con “You Want It, You Got It” en 1981 y gracias a su “Cuts Like A Knife” de 1983 ya estaba en una posición en la que su siguiente álbum tenía que ser el definitivo, el disco con el cual o bien rompía esquemas o bien pasaba al olvido. Afortunadamente, sucedió lo primero.
Cuando Adams habla de la creación de “Reckless” y de las circunstancias en las que dio forma a este trabajo, asegura: “Fue un trabajo muy duro y con algunos momentos realmente estresantes. Escribir canciones es como hacer cualquier cosa: hay que dedicarle tiempo para que funcione. Y no soy un compositor prolífico, soy el tipo que tiene que esforzarse mucho hasta que sale algo”. Su imagen, o la falta de ella, hunde sus raíces en los valores que aprendió de niño. “Por la forma en que me educaron, sería estúpido que me hubiera dado aires de grandeza”. Y cuando habla de sus inicios en el negocio de la música y afirma rotundamente “Vine de la nada”, no está mintiendo.
Esto le quedó claro a Jim Vallance cuando conoció a Adams en una tienda de discos de Vancouver en 1978. “Bryan estaba desempleado, sin dinero y vivía con su madre”. En ese momento, Adams tenía 18 años y tres años antes había debutado como cantante de la banda de glam-rock Sweeney Todd. “Quería ser el guitarrista de una banda”, aseguraba. Pero cuando conoció a Jim Vallance, ex batería de una legendaria banda de hard rock canadiense, Prism, en aquella época ya convertido en un manager que buscaba sacar talento emergente a la superficie, ya estaba decidido a ser solista. “El primer día que nos reunimos, supe que iba a llegar lejos”, dice Vallance. “Solo tenía dieciocho años, pero rebosaba confianza. No de una manera arrogante, sino como alguien lleno de energía, ideas y entusiasmo, incluso con un punto de ingenuidad. Inmediatamente pensé: ‘Vaya, este chico puede cantar y escribir canciones’”.
A finales de junio de 1984 Bryan Adams y su productor Bob Clearmountain estaban en The Power Station, un famoso estudio de grabación en la West 53rd Street en Manhattan, en la recta final de la grabación de “Reckless”. Habían grabado nueve temas en un estudio diferente, Little Mountain Sound en Vancouver, la ciudad canadiense donde Adams había vivido desde que era un adolescente. Pero mientras Clearmountain estaba contento con lo que habían obtenido, Adams no. Las nuevas canciones que había grabado eran buenas, estaba seguro de eso, pero aun así, su instinto le decía que necesitaban algo más, aunque estaba demasiado cerca de encontrarlo como para verlo con claridad, de manera que pidió una segunda opinión. Llamó a su manager Bruce Allen a Nueva York para que escuchase las primeras versiones del álbum y el veredicto de Allen le dio a nuestro hombre la respuesta que estaba buscando: “Bryan…¿dónde está aquí el rock?”.
Esta sentencia lo cambió todo. Al día siguiente, estaba en un avión de regreso a Vancouver después de llamar a Jim Vallance, que estaba trabajando el álbum codo a codo con él y decirle: “Tenemos que meterle más energía a esto”. Con las palabras de su manager todavía resonando en su cabeza, Adams eligió dos temas que podrían ser el mejor banco de pruebas: “One Night Love Affair” y “Summer Of ’69”. “Long Gone” no tardaría en seguir la misma suerte, así como “Run To You”, un tema que había sido escrito para Blue Öyster Cult que estos rechazaron y además Vallance y él escribieron una nueva canción desde cero, una pieza que respondía a la pregunta de Bruce Allen de la manera más enfática: “Kids Wanna Rock”. Si le sumamos a estos cañonazos el “It´s Only Love” con Tina Turner desmelenada aullando junto a su micrófono, baladas idóneas para la radio mainstream como “Heaven” y hit singles como “One Night Love Affair”, “She´s Only Happy When She´s Dancing”, “Somebody” y el célebre “Summer Of 69”, todas las piezas del puzzle encajaban.
Con “Reckless”, Bryan Adams encontró un nicho de mercado que hizo totalmente suyo. Como disco de rock hecho para la radio, se conectó con esa audiencia general dominada por Bruce Springsteen, John Cougar Mellencamp y Don Henley, pero él era de una generación diferente y supo diferenciarse de ellos de manera muy inteligente: no aspiraba a ser el próximo Bob Dylan, ni estaba haciendo el tipo de canciones de crítica social que le daban seriedad y madurez al trabajo de Springsteen. En realidad, Adams era un héroe de la clase trabajadora tanto como aquel, pero no hizo de ello una seña de identidad. “Para mí”, dice, “no había ningún mensaje, no intentaba ser un hombre del pueblo. Solo estaba tratando de escribir buenas canciones”. Por otro lado, su proximidad al hard rock, explícita en “Kids Wanna Rock”, fue algo que les llegó a los fans del emergente hard&heavy de Def Leppard, Van Halen y ZZ Top, y la forma en que cantaba, a todo pulmón como un joven y furioso Rod Stewart, le dio ese toque extra de autenticidad y veracidad. Con este disco Bryan Adams dió en la clave del éxito. “Run To You” fue el primer sencillo y alcanzó el puesto número 4 en Canadá, el número 6 en Estados Unidos y el número 11 en el Reino Unido.
Y los éxitos siguieron llegando en todo el mundo. El más espectacular de todos fue el que consiguió en Estados Unidos, donde seis sencillos del álbum llegaron al Top 15, una hazaña lograda solamente por Michael Jackson con “Thriller” y por Bruce Springsteen con “Born In The USA” y en donde “Reckless” llegó a ser quíntuple álbum de platino. En junio de 1985, “Heaven” encabezó la lista oficial de ventas estadounidense, en Alemania, Suecia y Suiza fue disco de platino y en Canadá disco de diamante. Todos estos años después, Adams describe ‘Reckless’ como “el mejor álbum que he hecho nunca”. Fue, en sus palabras, “la explosión de mucha energía acumulada y buenas canciones que llegaron en el momento adecuado. Jim y yo estábamos en nuestro apogeo como compositores, y el disco fue hecho con una banda de verdad, por eso todavía suena tan bien”.
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