La caña de San Juan

Thapsia villosa conocida en gallego con los nombres de canafístula, candelexa o candilexa, y en castellano con los de caña de san Juan, cañaheja, cañaje, cañijerra, pericón o zumillo es una especie herbácea perenne presente en el oeste de la cuenca mediterránea, perteneciente a la familia de las Apiáceas o Umbelíferas. En algunos sitios de Galicia recibe el nombre de herba do lobo, aunque este es un término con el que se puede hacer referencia a otras plantas.

Etimológicamente su nombre genérico thapsia deriva del griego thapsía. Dioscórides, refiriéndose a una especie próxima, Thapsia garganica o edril, dice que fue llamada así por ser encontrada por primera vez en Thápsos, en la península de Magnisi, en la provincia italiana de Siracusa, Sicilia. Fue mencionada ya por Teofrasto y otros autores de la antigüedad. Su epíteto villosa, proveniente del latín villosus, hace referencia a su pilosidad.

Sus tallos erectos, robustos y estriados, que surgen de un tubérculo napiforme y fibroso, pueden alcanzar hasta los dos metros de altura. Se diferencia de otras umbelíferas con flores amarillas observando sus hojas. En esta especie las hojas basales de forman una roseta y tienen una vaina muy desarrollada, un peciolo piloso y un limbo de contorno triangular y tres veces dividido, con la parte superior verde y vellosa y el envés grisáceo o glauco. Hasta bien entrada la primavera lo único que veremos de esta planta son sus hojas, momento en el que un largo tallo se desarrollará portando vistosas inflorescencias con forma de umbelas esferoidales compuestas de minúsculas flores. Éstas tienen cinco pétalos de color amarillo. Su néctar es muy apetecido por todo tipo de insectos. Sus frutos son elípticos, aplanados y con alas laterales transversalmente estriadas y de color marrón y olor a naranja. Florece de mayo a junio en claros de bosque, matorrales , taludes y márgenes de carreteras y caminos, preferentemente en terrenos bien drenados y con buena exposición solar. Terminada la maduración toda la planta se seca y permanecen estado latente hasta las primeras lluvias de otoño, cuando crecen de nuevo las hojas.

Aunque es una planta tóxica fue usada como purgante y vomitivo. Sus raíces al cortarlas desprenden un látex de color blanco, que se utilizó para tratar enfermedades pulmonares. Su corteza, macerada en aceite, se usaba como analgésico para combatir el reumatismo, aplicándola en forma de cataplasma en la zona afectada. La resina de su raíz se usaba para curar las pezuñas agrietadas de los caballos. Sus cañas eran utilizadas antiguamente como cañizos o aislantes de techos. También para hacer flautas, molinillos y otros juguetes para niños. Asimismo, se hacían mangos para las zambombas de Navidad.

Es una planta ictiotóxica, ya que por su toxicidad se echaba en el agua de los ríos, del mismo modo que se hacía con el gordolobo, para atontar a los peces y pescar, de ese modo, fraudulentamente. Esta práctica goza de larga tradición, tal y como se deduce de una ley promulgada en Sevilla el 20 de marzo de 1255 por el rey Alfonso X el Sabio, que rezaba así: “nenguno non eche yerbas nin cal nin otra cosa ninguna en las aguas como muera el pescado…”. La ley en cuestión constituye la primera referencia al uso de plantas venenosas para peces en España.

En algunas zonas, como es el caso de la sierra de Mariola, al norte de la provincia de Alicante, se usa, en combinación con otras especies vegetales, para elaborar un licor casero llamado “herbero”.

Además de Thapsia villosa, en nuestra zona podemos encontrar, aunque con menor frecuencia, Thapsia minor.