Metro de Madrid invita a un viaje de un siglo a través de sus museos

PATRIMONIO CULTURAL

Detrás de buena parte de estos espacios está la mano de Antonio Palacios, arquitecto gallego que cambió la imagen de Madrid

Vagones de un tren de metro antiguo en el museo de Chamartín.
Vagones de un tren de metro antiguo en el museo de Chamartín. | RICARDO RUBIO

El suburbano madrileño no solo mueve millones de viajeros cada día. También conserva espacios únicos convertidos en museos, como la estación fantasma de Chamberí, la Nave de Motores de Pacífico o los restos arqueológicos hallados en Gran Vía, que permiten recorrer un siglo de historia del transporte y de la vida en la capital.

Detrás de buena parte de estos espacios está la mano de Antonio Palacios (O Porriño - Pontevedra, 1874-1945), arquitecto gallego que cambió la imagen de Madrid con edificios como el Palacio de Cibeles, el Círculo de Bellas Artes o el Hospital de Maudes. En el Metro, además de diseñar estaciones y accesos, creó el logotipo en forma de rombo que aún identifica la red.

Estación - museo fantasma de Chamberí.
Estación - museo fantasma de Chamberí. | EP

El primero de estos espacios reconvertidos en museos se encuentra en la Nave de Motores de Pacífico. Construida entre 1922 y 1923, esta monumental central eléctrica albergó tres enormes motores diésel capaces de suministrar energía al Metro y, durante la Guerra Civil, incluso a la ciudad de Madrid.

Restaurada en 2008, conserva el aspecto original diseñado por Antonio Palacios: claridad estructural, atención al detalle y una estética que la sitúa entre los iconos industriales de la primera mitad del siglo XX.

También forma parte de la red la afamada estación “fantasma” de Chamberí, inaugurada en 1919 y cerrada en 1966 al no poder alargar sus andenes. Azulejos blancos biselados, carteles publicitarios de los años 20 y un vestíbulo que aún conserva la elegancia sobria de Palacios convierten esta estación clausurada en una cápsula del tiempo que devuelve al visitante al Madrid de hace un siglo.

Al norte de la capital, la estación de Chamartín alberga 12 coches clásicos, restaurados para celebrar el centenario del Metro.

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