Obituario | Enrique José de León Castro, abogado ourensano de reconocida generosidad
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Fallece Enrique José de León Castro a la edad de 97 años y deja un sentimiento de tristeza entre sus conocidos
En la mañana de ayer fallecía Enrique José de León Castro a la edad de 97 años y dejaba un profundo sentimiento de tristeza entre sus familiares y amigos, pero también entre todos aquellos que lo conocieron y trataron en su Ourense natal, ciudad a la que siempre estuvo vinculado y donde forjó una gran familia, muy querida en todos los ámbitos de la sociedad. Porque si algo destacan todos los que lo conocieron es su generosidad, su buen humor, su carácter afable y siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitaba.
Enrique de León cursó sus estudios primarios y el Bachillerato en Ourense para trasladarse posteriormente a Santiago para estudiar Derecho. Acabó la carrera en 1955, pero ejercer en aquellos tiempos no era tarea fácil por eso optó por reengancharse en la Milicia Universitaria a donde se incorporó como Teniente de Complemento. Su primer destino fue Toledo, ciudad en la que estuvo destinado un año y en donde nacería su primer hijo, Enrique, hoy sacerdote Juez-Auditor en el Tribunal de la Rota Española.
Tras ese período pudo regresar a Ourense siendo destinado al destacamento de El Cumial y donde tomó contacto con una de sus grandes aficiones, el tipo olímpico, que desarrollaría a lo largo de toda su vida. Tras un año y medio decidió dejar el Ejército para opositar a secretario de Ayuntamiento, oposiciones que abandonó para dedicarse a la abogacía. Lo hizo en la Previsión Nacional, para posteriormente introducir la mutua de Asepeyo en Ourense en calidad de primer director y administrador.
Posteriormente llegaron sus otros tres hijos, David, que se dedicaría a la abogacía como su padre; José Luis, que desarrolló durante muchos años la profesión de periodista llegando a ocupar el cargo de Redactor Jefe en La Región; y María, aquejada de una hemiplejia año y medio después de su nacimiento. Su esposa, María de los Ángeles Rey, que falleció hace dos años, se encargó de su crianza, pero también se incorporó al mundo laboral gestionando comunidades de propietarios.
El tiro olímpico fue una de sus grandes pasiones, acumulando multitud de premios locales y nacionales. En Ourense siempre ocupaba el primero o el segundo puesto, y a nivel nacional también quedaba situado entre los cinco primeros. Son más de 200 trofeos los que acumulaba en su casa, en los que ya apenas había espacio para más. Precisamente su muerte se produce en la festividad de san Sebastián, patrono de los tiradores olímpicos.
Su hijo Enrique recuerda uno de los muchos viajes de toda la familia. Fue a Granada durante dos días en coche desde Ourense para participar en un campeonato. “No sé cómo podía tener el pulso firme tras ese viaje y aguantar a unos niños que no parábamos quietos en ningún momento”. Esa fortaleza fue la misma que demostró en el ordenamiento de Enrique como sacerdote en el año 1988 en Roma, en una ceremonia oficiada por Juan Pablo II y que supuso un viaje igualmente interminable en el coche familiar.
Su última pasión fue la bicicleta, un actividad que desarrolló durante sus últimos años y que no abandonó hasta cumplir los 80 cuando su familia le aconsejó dejarlo porque ya resultaba demasiado peligroso salir a la carretera.
Hoy recibirá el último adiós en la iglesia de Santo Domingo para ser trasladado posteriormente al panteón familiar en el cementerio parroquial de San Pedro de Maceda.
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