Patrón de sueño bifásico: así dormían en la Edad Media

EVOLUCIÓN DE LOS HÁBITOS COMUNES

Durante la Edad Media, el sueño bifásico era común, pero con la Revolución Industrial y figuras como Leonardo da Vinci, los patrones de sueño cambiaron, buscando optimizar la productividad y creatividad a costa del bienestar natural del descanso.

Escena cotidiana de la Baja Edad Media. Obra de Pieter Brueghel, el Joven (1564-1638)
Escena cotidiana de la Baja Edad Media. Obra de Pieter Brueghel, el Joven (1564-1638) | Flickr

En la Edad Media, la mayoría de las personas seguían un patrón de sueño bifásico, es decir, dividían su descanso en dos fases. Se iban a dormir entre las 9 y las 10 de la noche, pero despertaban unas tres horas más tarde.

En este periodo de vigilia, que podría durar entre 1 y 3 horas, la gente realizaba diversas actividades como orar, reflexionar sobre los sueños, leer o incluso realizar tareas prácticas como encender un fuego. Para algunos, estas horas eran también un momento propicio para robos nocturnos, aunque la mayoría prefería quedarse en la cama.

Este patrón de sueño también ofrecía un intervalo ideal para la intimidad sexual, especialmente si la pareja deseaba concebir.

Sin embargo, con la llegada de la Revolución Industrial, la iluminación artificial y la necesidad de productividad modificaron drásticamente este patrón de descanso, y el sueño bifásico fue reemplazado por un solo periodo de descanso nocturno.

Impacto de la Revolución Industrial en la rutina del sueño

La introducción de la luz artificial, primero con lámparas de gas y luego con electricidad, alteró los ritmos circadianos de la gente.

Con las calles iluminadas y la vida cotidiana más extendida, el sueño bifásico dejó de ser viable.

Además, la importancia de la productividad llevó a la gente a condensar su tiempo de sueño durante la noche. La necesidad de adaptarse a una jornada laboral más rígida y al ritmo industrial hizo que el sueño nocturno pasara a ser continuo.

Leonardo da Vinci y su patrón de sueño polifásico

El genio de Leonardo da Vinci es un ejemplo de cómo algunos individuos han experimentado con el sueño para maximizar su creatividad y productividad. Se dice que Leonardo seguía un patrón de sueño polifásico, en el que alternaba 4 horas de vigilia con periodos de descanso de 15-20 minutos.

Esto le permitía mantener su mente alerta durante 22 horas al día. Este tipo de patrón de sueño, más fragmentado y frecuente, es conocido como polifásico, y se ha asociado con algunos de los individuos más brillantes de la historia.

Aunque el patrón de sueño polifásico puede ser efectivo para ciertas actividades, como las misiones espaciales, donde los astronautas entrenan para dormir en ciclos cortos, no se considera natural ni sostenible a largo plazo.

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