Secretos e historias nunca contadas de la Navidad
TRADICIONES
La Navidad esconde muchos secretos e historias nunca contadas, por ejemplo, el tradicional árbol empezó como una foto viral en el siglo XIX y Papá Noel es más una campaña publicitaria
¿Quién diría que las tradiciones de Navidad tienen historias mucho más sorprendentes de lo que pensamos? Lo que hoy celebramos como algo normal tiene orígenes inimaginables, desde un árbol de Navidad que empezó como una foto viral en el siglo XIX hasta un Papá Noel que es más una campaña publicitaria que un personaje mágico.
Noche de Paz nació de la necesidad: el órgano de una iglesia en Austria estaba roto y en su lugar se creó esta obra maestra para guitarra
El árbol de Navidad no siempre fue el protagonista del salón. Su momento de fama llegó gracias a la reina Victoria y el príncipe Alberto. Una ilustración de ellos junto a su árbol decorado se publicó en 1848 y todo el mundo quiso uno en casa. Es como si hubieran subido una foto a Instagram antes de que existiera. Además, los primeros árboles no tenían bolas brillantes ni luces parpadeantes, se decoraban con frutas, nueces y velas.
Papá Noel, ese tipo bonachón de traje rojo, tiene más capas de historia que un turrón duro. Aunque se basa en San Nicolás, el Papá Noel moderno tal y como lo conocemos fue moldeado por una famosa marca de refrescos en los años treinta. Y ahí está, haciendo malabares entre el Polo Norte y las oficinas de publicidad desde entonces. Un dato curioso: en sus primeras versiones, Papá Noel era flaco y vestido de verde.
Los villancicos nacieron para pegajosos. Aunque hoy los asociamos a la Navidad, originalmente eran canciones populares que hablaban de cualquier tema. Más tarde, en el siglo XIX, la Iglesia les puso un toque religioso para integrarlos en las celebraciones y empezaron a asociarse estrechamente con la Navidad. “Noche de Paz” nació de la necesidad: el órgano de una iglesia en Austria estaba roto y en su lugar un sacerdote y un músico crearon esta obra maestra para guitarra.
Besarse bajo el muérdago no es solo una excusa romántica. Esta planta era venerada por los celtas como un símbolo de paz y fertilidad. Más tarde, los vikingos lo conectaron con Frigg, la diosa del amor.
La Flor de Pascua, las Poinsettias o como la llamamos todos “esa planta roja que siempre aparece en Navidad” no tiene tanto de navideña. Todo comenzó en México, donde según cuenta la leyenda una niña pobre no tenía nada para ofrecer al niño Jesús, excepto unas ramas de esta flor. Y como por arte de magia se llenaron de color rojo. Cuando los misioneros franciscanos llegaron a tierras mexicanas y no contaban con el acebo típico en Europa para montar los pesebres navideños vieron en la Flor de Pascua el sustituto perfecto. Unos siglos después, el embajador estadounidense, Joel Poinsett, se las llevó a su país y las hizo famosas.
Colgar calcetines para que Papá Noel los llene de regalos viene de una leyenda de San Nicolás. Según cuentan, un noble caído en desgracia no podía casar a sus hijas por falta de dote, así que San Nicolás arrojó monedas de oro por la chimenea, que cayeron dentro de unas medias puestas a secar. Desde entonces, los calcetines dejaron de ser solo para los pies y pasaron a ser portadores oficiales de regalos.
El turrón, orgullo español, tiene raíces árabes y llegó a nuestras mesas gracias a la influencia musulmana en la península. Mientras tanto, el panettone, ese bizcocho italiano que se cuela cada diciembre, nació en Milán en el siglo XV y comenzó siendo un postre para las clases altas.
Antes de que el LED fuera el rey, en sus inicios las luces eran bastante ardientes. En el siglo XVI, Martín Lutero decidió darle un toque a su árbol de Navidad poniéndole velas para imitar el cielo estrellado. Una tradición arriesgada que Edison y sus bombillas vinieron a salvar. Las luces eléctricas navideñas nacieron en 1882 y desde entonces ningún vecino ha vuelto a descansar tranquilo.
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