Tras el rastro del jabalí en la montaña trivesa

EJEMPLAR DE 150 KILOS

La Peña Sacadilla vivió dos jornadas de caza mayor con nueve jabalíes abatidos el primer día y siete el segundo, entre ellos un ejemplar de más de 150 kilos, en una temporada marcada por el compañerismo y la pasión por el monte de sus integrantes.

Algunos miembros el día que abatieron al jabalí de más de 150 kilos.
Algunos miembros el día que abatieron al jabalí de más de 150 kilos.

En los montes de Trives volvían a sonar el pasado fin de semana el ladrar de los perros, las voces de los batidores y el eco de los disparos que marcan el ritmo de una jornada de caza.

La Peña Sacadilla de A Pobra de Trives, una de las más veteranas del municipio, salió a cubrir la mancha de la zona de Castro, dentro del coto local.

Como cada sábado de temporada, los cazadores se reunieron temprano para anotar a los participantes y sortear los puestos desde los que se distribuirían por el monte, rodeando el terreno marcado. La organización y la unión del grupo son la base de cada batida, y esta vez, la estrategia dio sus frutos: siete jabalíes abatidos en la jornada, que se suman a los nueve capturados el fin de semana anterior en la mancha de Sobrado.

Aquel día, recuerdan los integrantes de la peña, fue especialmente productivo: entre los animales abatidos se encontraba un imponente ejemplar de 152,5 kilos, un “vakámulo” de los que imponen respeto incluso a los más experimentados. “Son días grandes, e máis cando matas a un exemplar de tantos quilos, eso faite gozar”, confiesan con orgullo.

La Peña Sacadilla lleva dos fines de semana consecutivos disfrutando de jornadas intensas y exitosas. Sus 18 miembros, con una experiencia en la caza mayor, saben que la fuerza está en la coordinación y el compañerismo.

En las montañas del macizo central ourensano, donde los jabalíes campan a sus anchas gracias al abandono de fincas y a la espesura del terreno, cada batida requiere pericia, paciencia y trabajo en equipo.

Los jabalíes de esta zona, conocidos por su tamaño y corpulencia, son animales recios, adaptados a un entorno salvaje, que convierten cada jornada en un desafío.

Pero los miembros de la Peña Sacadilla afirman que la recompensa va mucho más allá de las piezas logradas: está en el compañerismo, en el respeto por la naturaleza y en la emoción compartida de seguir viviendo y disfrutando, año tras año, una de sus tradiciones más arraigadas.

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