Mabel Lozano, directora y activista: “Hay hombres que pagan por violar a una mujer con parálisis cerebral”

Muchos recuerdan a Mabel Lozano (Villaluenga de la Sagra, Toledo, 1967) por su paso por la televisión, donde fue un rostro habitual tras una exitosa carrera como modelo. Pero hace 20 años dio un volantazo, estudió cine y se convirtió en documentalista en defensa de los derechos humanos y de las mujeres. Dos de sus películas sobre la prostitución y la trata, “Biografía del cadáver de una mujer” y “Ava”, ganaron el Goya a mejor cortometraje documental.

La directora, guionista, activista y escritora estará el sábado en el auditorio de Verín, donde a las 10,00 horas estrenará en Galicia su nuevo corto documental, “Abril, hoy no es invierno”, que narra la historia real de una joven canaria con parálisis cerebral prostituida por su familia durante dos décadas.

Pregunta.Cuando dio un giro a su carrera, ¿llevó un tiempo que la tomaran en serio como cineasta por su trayectoria o por ser mujer?

Respuesta.Por todo ello y por el tema que abordaba. Pasé de estar delante de la cámara en televisión a hacer la primera pieza audiovisual en nuestro país sobre la trata sexual de mujeres, que por entonces no estaba tipificada como delito. Yo no concebía lo que pasaba dentro de esos puticlubs que hemos visto toda la vida, con mujeres esclavizadas, en cautiverio, que venían engañadas y no podían salir. Y yo lo conté, pero nadie quería saberlo, porque eso estaba bajo el paraguas de la prostitución normalizada y legitimada, que no es delito. Con el tiempo, ese documental ha formado a las FF.CC.S. del Estado y a la Fiscalía.

P.Sus documentales denuncian la compraventa de mujeres y niñas, el tráfico y la explotación sexual. ¿Por qué no se habla más de estas realidades que nos rodean?

R.Porque nadie quiere ver el dolor. Una vez que lo sabes, ya no te puedes poner de perfil al pasar por un club. Quizás no todas esas mujeres hayan sido engañadas, pero muchas están ahí porque no tienen otra alternativa. Porque ninguna mujer nace para ser prostituta. Todo nace del hambre, de la necesidad, de querer tener una vida digna o dar de comer a tus hijos. Lo que me empujó a contar todo esto fue la historia de una chica rusa que había sido engañada y vendida en nuestro país. Y sinceramente, en estos 20 años las cosas han cambiado bien poco.

P.En su nuevo corto, “Abril, hoy no es invierno”, los monstruos no sólo son los hombres que pagaban por violar a la víctima, sino también su familia.

R.Venía de rodar una historia muy dura, pero hablando con la abogada de la asociación Aspace sobre cifras de mujeres con parálisis cerebral abusadas y violadas, me di cuenta de que era necesario contar esta historia real. La víctima no se podía comunicar, pero a nivel intelectual estaba perfectamente. Su familia vivía de su pensión de discapacidad y de prostituirla, pero hay que poner el foco en que todos los días, durante años, iban al menos cinco hombres a violarla. Ella salía a diario una hora y nadie le preguntó jamás cómo estaba. Estamos deshumanizados, sentimos cero empatía. Acabó pidiendo auxilio usando emojis. Sin embargo, como no se podía comunicar por sí sola, el caso fue sobreseído por la justicia.

P.Más de 500 mujeres denuncian por violencia machista cada día en nuestro país. En lo que llevamos de año, han sido asesinadas 28. ¿Entiende que haya partidos que nieguen esta realidad?

R.Lo que no entiendo es que haya mujeres que apoyen esos discursos machistas, casposos y misóginos que hacen mucho daño. Las cifras están ahí, los hombres os matáis entre vosotros. ¿Cuántas mujeres matan a sus maridos por el hecho de ser sus hombres? Una o ninguna.

P.Se define como abolicionista de la prostitución. ¿Qué opina sobre aplicaciones como OnlyFans?

R.OnlyFans es una entrada solapada a la prostitución, que las chicas jóvenes blanquean y romantizan. Se entra fácil y se sale igual que de la prostitución. En muchos casos, estas mujeres que se llaman “creadoras de contenido”, luego también pasan al flujo de la prostitución normal, citándose con esos hombres que les encargan vídeos. La mayoría de esas “creadoras” son mujeres, y los consumidores, mayoritariamente, hombres, igual que la prostitución.