Viana do Bolo, un lugar para quedarse siempre

Desde una población toledana, Álvaro Álvarez, con 30 años, y su pareja, Marta Moraleda, de tan solo 26, llegaban hace apenas un par de meses a Viana do Bolo para cumplir uno de sus sueños: abrir su propia notaría.

Jóvenes, con ganas de emprender y con el rural como prioridad. Asombroso para muchos, pero esperanzador para un entorno cuyo declive poblacional lo pondrá en jaque en pocas décadas.

Hace justo un año, él aprobaba la oposición que le llevaría a tierras del Bibei. Ante la lista de vacantes de notaría, su prioridad estaba clara, “un sitio en el norte, concretamente en Galicia, tranquilo y bien comunicado”. Asegura que Viana do Bolo era lo que más se ajustaba a lo que estaba buscando, ya que ambos valoran en gran medida “la calidad de vida de estos pequeños lugares, la gran riqueza natural, la gastronomía y el trato cercano con sus gentes”.

Su nuevo negocio abría las puertas el pasado 19 de mayo. Él como notario titular. Ella como su oficial primera. Álvaro afirma que este comienzo implica un cierto desafío para ambos, “ya que debemos pasar de la teoría a la práctica. Un nuevo programa informático, la atención al público y varios trámites que hasta el momento desconocíamos”. A pesar de ello, su ilusión sigue intacta y las ganas de aprender son “inmensas”. Uno de sus motores es, sin duda, la acogida que han tenido en el municipio. Aseguran que desde el primer momento los vecinos se volcaron con su llegada a través de la amabilidad y la hospitalidad. “En el momento en que conocieron nuestra intención de emprender el negocio, su implicación fue plena. Nos dejaron herramientas para montar los muebles en el local, nos facilitaron contactos y hasta el párroco se ofreció para colaborar en la limpieza del local”. Según explican, los vecinos están muy contentos de contar con este servicio, ya que llevan varios años sin un notario titular y la mayor parte de los trámites implicaban un desplazamiento que superaba los 40 minutos. “Aunque es posible que la totalidad de las parroquias no tengan conocimiento del nuevo servicio, cada vez tenemos más gente interesada que se acerca para realizar diferentes trámites”, afirma, y confiesa que en este corto periodo que llevan abiertos ya tienen “una cierta acumulación de trabajo”.

Ante la cuestión que plantea un futuro para ellos en este enclave, es tajante: “Vemos tanto futuro que hemos decidido empadronarnos. Ya somos vianeses, sólo nos falta falar un pouquiño galego”, bromea.

Aunque el tiempo mínimo de estancia en cada plaza es de un año, se han propuesto, por lo menos estar dos. “Si la situación fuera favorable y estamos cómodos, aguantaremos más. Quizás, lo único que nos pueda sacar de aquí sea nuestra tierra, o algún tipo de circunstancia familiar o personal que nos haga desplazarnos de nuevo”, apunta.

Asegura que sus familias están “muy contentas” de que hayan decidido mudarse a Galicia. Ya han venido a visitarlos y están deseando poder volver en verano “se han quedado fascinados con el paisaje y el entorno natural”.

Otra de las cosas que más valoran hasta el momento es la cantidad de servicios con los que cuenta la localidad: “Nosotros también venimos de un pueblo pequeño y nos llama la atención la cantidad de farmacias, gestorías, carnicerías o tiendas que hay y que dan servicio a un gran número de parroquias”.

Hablar de Viana es inherente a destacar su envidiable gastronomía, y así lo hace este nuevo notario, quien afirma que “la calidad es insuperable, muchos familiares y amigos nos han hecho pedidos de carne, empanada o bicas”.

Una nueva aventura se inicia para esta pareja toledana que, aunque comienza a navegar “con el mar un poco agitado” por los continuos cambios y la necesidad de adaptarse al nuevo entorno laboral, la ilusión y el áura que desprende esta tierra conocida como “A Maxia Verde de Galicia” les impulsa a encontrar la quietud del mar.