Barra de Miño, la unión hace la fiesta
VIDA
Las fiestas tienen un significado que va más allá de la pura celebración. Son tiempo de unión, de reencuentro con familia y amigos. Una ocasión en la que muchos pueblos vuelven a recobrar esa vida que el resto del año parece faltarles. Pero para poder hacer una fiesta, alguien tiene que organizarla. Y para ello están las comisiones de fiestas. Son ellas las que se encargan de ir puerta por puerta pidiendo colaboración económica, negociando y contratando las actuaciones musicales, organizando diferentes actividades paralelas... Un ejemplo de esta labor es la Comisión de Fiestas de Barra de Miño que ha ido un paso más allá, formando una asociación que ha logrado reunir a alrededor de 30 personas de diferentes edades dispuestas a dedicar parte de su tiempo para que todos los vecinos puedan tener las mejores fiestas posibles. La próxima cita festiva, por San Miguel en mayo.
Dicen que, en verano, no hay un día sin fiesta en toda Galicia. Un dicho que no se queda solo en época estival, ya que el calendario santoral se extiende a lo largo de todo el año. Celebraciones que son aguardadas con especial interés en todas las aldeas, ya que es la excusa perfecta para reunir a familia y amigos alrededor de una buena mesa y reencontrarse con los suyos.
Los pueblos cada vez pierden más habitantes, y organizar unas fiestas se complica. Nadie quiere que dejen de celebrarse porque es como cerrar una etapa más de lo que un día fue el pueblo, pero, en muchas ocasiones, también faltan manos para poder organizarlas. Pero siempre hay esperanza, y ejemplo de ello es la Comisión de Fiestas de Barra de Miño, Concello de Coles, constituida como Asociación Cultural y que ha recuperado dos de sus fiestas más icónicas, el San Miguel en el próximo mes de mayo, y el Carmen en el mes de julio.
Formada por alrededor de una treintena de personas, se creó hace algo más de año y medio con José Ángel Vázquez Barquero como presidente. “En Barra de Miño, además de otras celebraciones, las fiestas patronales propiamente dichas eran las de San Miguel en mayo -parroquia de San Miguel de Melias- y, como en muchos lugares ubicados a orillas del río y, obviamente, del mar, el Carmen. Dos fiestas tradicionales que, por diferentes circunstancias, se perdieron y dejaron de hacerse para tristeza de los vecinos”.
La realidad en Barra de Miño, como en tantas otras aldeas de Galicia, y España en general, es que, a pesar de su cercanía con la ciudad, los vecinos van cada año a menos, y lo que un día eran cientos de personas en cada pueblo, ahora quedan apenas una docena en algunos de ellos. “Antiguamente las fiestas eran organizadas de forma rotatoria y cada año le tocaba a un núcleo de población diferente. Había mucha gente y no había problema de reunir a 6-7 jóvenes que recogiesen el ramo el último día de fiestas para organizar las del próximo año. Ahora la realidad es otra. Aquí vive mucha menos gente, y había núcleos de población que nunca asumían las fiestas. Una cosa llevó a la otra, y acabaron por dejar de hacerse durante años”.
Frente a ello solo quedaban dos cosas. No hacer nada y perder -y privar- a los vecinos de unas fechas muy especiales para ellos, o ponerse manos a la obra. Y como la primera de ellas no era una opción, dieron un paso al frente. “Hace un par de años cerró el último bar que quedaba, y los bares son mucho más que lo que la propia palabra significa. Son lugares de reunión, punto de encuentro, un centro cívico en el que reunirse, sobre todo la gente mayor. No queríamos seguir perdiendo parte de nuestra identidad, así que nos constituimos como la Asociación Cultural Comisión de Fiestas de Barra de Miño. Bajo este nombre somos un grupo más numeroso -alrededor de 30-, de diferentes núcleos de población y edades, y con una mayor dimensión organizativa”. Es más, “a día de hoy reabrió ese bar y abrió otro más, así que todo ha sido comenzar a andar”.
Las ventajas de este modelo son muchas. “Al ser de diferentes edades, cada uno aporta lo suyo en su franja; siendo de diferentes pueblos, a la hora de ir a pedir, nos distribuimos para que cada uno acuda a su lugar de residencia y alrededores; nos turnamos para atender el bar; la cartelería; las redes sociales, decidimos entre todos el programa que queremos hacer… lo importante es que cada uno aporte aquello que mejor se le da para contribuir que todo salga adelante”.
Siendo muchos, uno puede pensar que es complicado llegar a acuerdos, pero “¡para nada! La cosa va bien. Te lo digo yo que estoy acostumbrado a lidiar entre muchos desacuerdos (risas). Nos conocemos todos desde hace mucho y también la situación real del pueblo. Cada uno tiene sus sensibilidades y sus puntos de vista, y eso es un valor en si mismo. No tiene por qué ser un foro de conflictos, si no todo lo contrario. Además, hay algo muy fuerte que nos une y que todos queremos: que haya vida en Barra de Miño más allá de las fiestas”.
Una vida que, en muchas ocasiones se encontraron que no era la que recordaban. “Había lugares que no visitaba hace más de 30 años y los recuerdos que tenía, de pueblos habitados, plazas con gente y niños corriendo, no tienen nada que ver con lo que nos encontramos. Eso me impactó mucho y me dejó cierto sabor de boca amargo. Es una tristeza llegar con unos recuerdos y encontrarte con otra realidad”.
Llegados a este punto es inevitable echar la vista atrás y preguntar por los recuerdos de antaño en Barra de Miño y sus fiestas, de las que Barquero recalca “del Carmen leí información en La Región de que se remontan a más de un siglo de antigüedad“. Pero, más cercano, en su niñez, recuerda: “la fiesta se hacía en la zona de Cruceiros. Por allí pasaba la carretera, sin asfaltar, y, cada vez que venía un coche, había que parar parte de la fiesta para dejar paso. Con el tiempo y que cada vez pasaban más coches, se decidió cambiar la ubicación y hacerla en el lugar donde se hace actualmente”.
Una, el paso de los coches, pero también que las infraestructuras de las orquestas de antaño, poco o nada tienen que ver con lo que vemos hoy en día. “De aquellas eran escenarios que se montaban rápidamente con cuatro hierros y tablas. En el campo de la fiesta nuevo sí que había un palco de piedra, pero quedó en desuso porque es imposible meter en ese espacio todo lo que conlleva el montaje de una orquesta”.
Lo que no ha cambiado es que “las fiestas siempre han sido una oportunidad para las familias. La gente de Barra de Miño siempre estuvo muy vinculada al mueble, y, en su momento, hubo mueblerías de los vecinos repartidas por toda la comunidad, pero ese día era sagrado. La gente regresaba y pasaba juntos unos días disfrutando del buen ambiente y reencontrándose con otros vecinos que se acercaban con la misma excusa. Sobre todo en las fiestas del Carmen, que es en verano”.
Pero antes del Carmen, a la vuelta de la esquina, como quien dice, está el San Miguel, que su día es el 8 de mayo, “y que nosotros este año celebramos con una cena el día 9, y la fiesta el sábado día 10. Será la segunda edición tras la creación de la asociación, y esperamos que la acogida sea tan buena como el pasado año cuando incluimos una novedad: el San Miguel siempre fue fiesta de un día, pero decidimos organizar una cena a la que asistieron más de 300 personas. Creo que fue un gran acierto. Ver tanta gente junta, mucha de ella que hace tiempo que no coincide, disfrutando del reencuentro, con ganas de fiesta, de que se repita… es la mejor recompensa”.
Para el Carmen, aunque aún queda tiempo, “ya tenemos todo cerrado. Es necesario si queremos tener unas buenas fiestas. La programación, si queréis, ya podéis verlas en nuestras redes sociales”. Redes sociales en las que también hay fotos, vídeos y hasta entrevistas “de cuando iniciamos el proceso de recuperación y que, quien sabe… igual retomamos. Tendréis que seguirnos”.
En cuanto al futuro, “el pasado año la comisión actual asumió organizarlas durante cuatro años. Así es más sencillo tenerlas asentadas y, luego, cuando pase esta etapa… ya se verá…”.
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